Kayromromromrom
16 years ago
Soy Kayrom, soldado clase II perteneciente al las fuerzas de combate terrestres de la nación de Duharia, en la zona centro este del mundo. Nací hace 17 años, mis padres murieron sin que aún los conociera y no tengo familia sanguínea que conozca. Fui adoptado por un grupo de soldados que me encontraron abandonado a las afueras de una ciudad arrasada por la guerra, ellos me cuidaron y me dieron todo lo necesario para sobrevivir. Fui afortunado.
A la edad de trece años me enviaron a la escuela primaria, para educarme y poder sacar alguna especialidad y así encontrar trabajo… no pasaron ni siquiera cuatro semanas y me escapé de la escuela. Nunca fui un ser que se quedara en el mismo lugar siempre, que tuviera que aprender estando sentado en una silla, no, eso no lo soportaría. Así que tomé mis únicas pertenencias, por no decir la única: mi espada que me regalaron cuando era joven, y me fui en busca de aventuras en otro lugar. Me habían dicho que, al encontrarme abandonado bajo la lluvia y siendo aún una cría muy pequeña… estaba recostado semidormido sobre una espada larga, hecho de mitril, tal vez la única pertenencia que me dejaron mis padres, y la único objeto que nunca dejaría por nada del mundo.
Trabajé durante un año en diferentes puestos, para poder tener dinero suficiente para tener algo que comer y beber. Afortunadamente habité en un pueblo pequeño de la frontera donde la gran mayoría se conocían entre sí, y me ayudaron mucho a poder vivir bien. Pude crecer y desarrollarme bien a pesar de los percances de estar sin familia podían trabar mi progreso.
A la edad de catorce años me alisté en el regimiento para ser conscripto… la tentación de un alojamiento y comida gratis a cambio de servicio militar me llamaron mucho la atención, además me enseñarían cómo combatir y usar armas básicas. El combate me llamaba la atención, y siempre soñaba con llegar a ser un mercenario y hacer grandes hazañas por dinero y gloria. Aún era un joven con esperanzas al entrar al regimiento, pero aún no tenía una identidad clara.
Durante dos años estuve en entrenamiento, intenso y exigente, aprendiendo a usar armas de fuego y armas blancas en combate cuerpo a cuerpo. Tuve variadas amistades y aprendí a socializar con las diferentes especies que formaban el regimiento, como los Slucks, Drakens y Humanos. Al finalizar mi servicio militar, decidí estar voluntariamente un año más para especializarme como soldado de clase III y tal vez llegar a ser profesional. No tenía dinero suficiente para poder tener un hogar fijo y alimentación necesarias, así que me dediqué de lleno a la vida militar.
Algo que cambió mi vida por completo fue durante un examen de sangre realizado para donar sangre a heridos en batalla de la frontera, que necesitaban donadores de sangre para poder sobrevivir. Aquel examen verificaba la combatividad de grupo de sangre y genética general… los resultados arrojaron que yo no era un Sluck, como lo creía desde niño y me habían dicho los que me habían adoptado. Me habían realizado exámenes previos, pero todo para medir capacidad física, era la primera vez que me realizaban uno de compatibilidad genética. No era un Sluck, ni un Draken, menos un humano… sino que mi grupo cromosomático pertenecía a una especie que se creía extinta.
Me dijeron que era un Dragg, que en idioma Istoniano significa “Dragón”
Por un tiempo creí estar totalmente sólo, que mi identidad se había esfumado. Afortunadamente nadie me discriminó, o me abandonó, y pude seguir mi vida con normalidad. Aunque ahora sabía que yo era alguien especial y diferente a los demás. Mi visión de futuro era algo más amplia, pues sabía que ser un Dragg o Dragón me hacía de cierta forma, más capaz, y tenía buenos argumentos para ello.
El ejercicio continuo de la vida militar y la mezcla de las hormonas sexuales que mi especie generaban a cierta edad, me habían hecho grande y fuerte, con una altura de dos metros con veinte centímetros, era bastante más alto que un humano y sobrepasaba en diez centímetros al Sluck promedio. Sabía que al menos mi sueño de llegar a ser un gran mercenario se acercaban más.
Mi apariencia es la de un joven aún, de ojos juguetones y presumidos. Soy entero de piel escamosa lisa y suave de color azul, mi pecho, vientre y bajo la cola son de color gris. Mis ojos son verdes y en mi lomo crecen plumas suaves de color azul oscuro. Tengo un par de cuernos largos, y tengo tatuados con escamas muertas mi pecho, cabeza y piernas, que pintados de color rojo me distinguen como soldado. Soy de contextura gruesa, de cuerpo muy marcado y musculoso. La parte que más me gusta es mi cola, que mide más de tres metros y es muy gruesa. Pero no tengo alas, aunque creo que tal vez las desarrollo al hacerme más adulto.
Al cumplir los diecisiete años de edad y tres años de servicio en el mismo regimiento, fui trasladado a la frontera, a “la mismísima caldera del demonio”, como le decían los que volvían de ahí, algunos hechos pedazos. Sabía que al país al que le prestaba servicio estaba en guerra, no directa, ya que eran fuerzas de resistencia… pero que aún así la cosa era muy caliente allá.
Allá es justamente donde me enviaron ahora…
(Fragmento de "La mismísima Caldera del Demonio", página 1)
A la edad de trece años me enviaron a la escuela primaria, para educarme y poder sacar alguna especialidad y así encontrar trabajo… no pasaron ni siquiera cuatro semanas y me escapé de la escuela. Nunca fui un ser que se quedara en el mismo lugar siempre, que tuviera que aprender estando sentado en una silla, no, eso no lo soportaría. Así que tomé mis únicas pertenencias, por no decir la única: mi espada que me regalaron cuando era joven, y me fui en busca de aventuras en otro lugar. Me habían dicho que, al encontrarme abandonado bajo la lluvia y siendo aún una cría muy pequeña… estaba recostado semidormido sobre una espada larga, hecho de mitril, tal vez la única pertenencia que me dejaron mis padres, y la único objeto que nunca dejaría por nada del mundo.
Trabajé durante un año en diferentes puestos, para poder tener dinero suficiente para tener algo que comer y beber. Afortunadamente habité en un pueblo pequeño de la frontera donde la gran mayoría se conocían entre sí, y me ayudaron mucho a poder vivir bien. Pude crecer y desarrollarme bien a pesar de los percances de estar sin familia podían trabar mi progreso.
A la edad de catorce años me alisté en el regimiento para ser conscripto… la tentación de un alojamiento y comida gratis a cambio de servicio militar me llamaron mucho la atención, además me enseñarían cómo combatir y usar armas básicas. El combate me llamaba la atención, y siempre soñaba con llegar a ser un mercenario y hacer grandes hazañas por dinero y gloria. Aún era un joven con esperanzas al entrar al regimiento, pero aún no tenía una identidad clara.
Durante dos años estuve en entrenamiento, intenso y exigente, aprendiendo a usar armas de fuego y armas blancas en combate cuerpo a cuerpo. Tuve variadas amistades y aprendí a socializar con las diferentes especies que formaban el regimiento, como los Slucks, Drakens y Humanos. Al finalizar mi servicio militar, decidí estar voluntariamente un año más para especializarme como soldado de clase III y tal vez llegar a ser profesional. No tenía dinero suficiente para poder tener un hogar fijo y alimentación necesarias, así que me dediqué de lleno a la vida militar.
Algo que cambió mi vida por completo fue durante un examen de sangre realizado para donar sangre a heridos en batalla de la frontera, que necesitaban donadores de sangre para poder sobrevivir. Aquel examen verificaba la combatividad de grupo de sangre y genética general… los resultados arrojaron que yo no era un Sluck, como lo creía desde niño y me habían dicho los que me habían adoptado. Me habían realizado exámenes previos, pero todo para medir capacidad física, era la primera vez que me realizaban uno de compatibilidad genética. No era un Sluck, ni un Draken, menos un humano… sino que mi grupo cromosomático pertenecía a una especie que se creía extinta.
Me dijeron que era un Dragg, que en idioma Istoniano significa “Dragón”
Por un tiempo creí estar totalmente sólo, que mi identidad se había esfumado. Afortunadamente nadie me discriminó, o me abandonó, y pude seguir mi vida con normalidad. Aunque ahora sabía que yo era alguien especial y diferente a los demás. Mi visión de futuro era algo más amplia, pues sabía que ser un Dragg o Dragón me hacía de cierta forma, más capaz, y tenía buenos argumentos para ello.
El ejercicio continuo de la vida militar y la mezcla de las hormonas sexuales que mi especie generaban a cierta edad, me habían hecho grande y fuerte, con una altura de dos metros con veinte centímetros, era bastante más alto que un humano y sobrepasaba en diez centímetros al Sluck promedio. Sabía que al menos mi sueño de llegar a ser un gran mercenario se acercaban más.
Mi apariencia es la de un joven aún, de ojos juguetones y presumidos. Soy entero de piel escamosa lisa y suave de color azul, mi pecho, vientre y bajo la cola son de color gris. Mis ojos son verdes y en mi lomo crecen plumas suaves de color azul oscuro. Tengo un par de cuernos largos, y tengo tatuados con escamas muertas mi pecho, cabeza y piernas, que pintados de color rojo me distinguen como soldado. Soy de contextura gruesa, de cuerpo muy marcado y musculoso. La parte que más me gusta es mi cola, que mide más de tres metros y es muy gruesa. Pero no tengo alas, aunque creo que tal vez las desarrollo al hacerme más adulto.
Al cumplir los diecisiete años de edad y tres años de servicio en el mismo regimiento, fui trasladado a la frontera, a “la mismísima caldera del demonio”, como le decían los que volvían de ahí, algunos hechos pedazos. Sabía que al país al que le prestaba servicio estaba en guerra, no directa, ya que eran fuerzas de resistencia… pero que aún así la cosa era muy caliente allá.
Allá es justamente donde me enviaron ahora…
(Fragmento de "La mismísima Caldera del Demonio", página 1)

archival
~archival
i dont speak spanish and the translator i normaly use broke. sorry

PrimalFurCollector
~primalfurcollector
Mmmmh... Las negociaciones han fracasado... Pronto mis hermanos y yo marcharemos a la guerra (sesion de rol), y necesitaremos toda la ayuda posible... Que experiencia tienes como mercenario...? Podriamos servirnos de tus, habilidades...