Que conste el presente escrito para efectos de registro.

A medida que trato de comprender mas la sabiduria detrás del obrar del curso natural de las cosas, más caigo a cuenta de que se trata, no de hallar una explicación a la premisa sino un fundamento o motivo detrás de los acontecimientos. Un famoso ¿para qué? del acontecer.

Tenía ya un par de años que no podía recuperar mis escapes mentales virtuales. No obstante, decidí seguir adelante como de costumbre, nunca perdiendo la esperanza de algun día recuperarlos, francamente a nadie le gustaria perder parte de su esencia, o al menos lo que para uno es parte de la misma.

Lo que sería un fin de semana ordinario se convirtió en fuera de serie en cuestión de horas:
Diferente en virtud de la ausencia temporal de un gobierno en casa.
Ameno por la prolongada presencia complementaria de mi pareja y algo laborioso al tener que cuidar a su vez de mi hermano menor. Un trio de roles dinámicos para un lapso tan corto de tiempo.

Considerando que a mí poco se me da lo multifacético.

Para mi fortuna, mi papel de pareja logré enderezarlo y eliminarle los dobleces que por mi soberbio obrar le origine accidentalmente. Preferiría atribuirle el logro a su capacidad de escucharme y de este modo no adjudicarme la victoria entre él y yo. Siendo sincero con uno mismo, carezco de argumentos para ofederlo. Me parte el corazón sopesar lo mucho que me ama contra una ira espontánea que me invade y puede herirlo. Ya no lo permito, quizá por eso no deje que se pudran sus sentimientos. He aprendido tanto el valor de las emociones. Del afecto. De lo exquisito que es que alguien sienta amor por uno. Cada caricia. Cada beso. Tiene un peso, una intencion. Un valor que no se puede mesurar. La balanza se inclina si no la combate uno con kilogramos de reciprocidad.

Por otra parte, el reto temporal de hermano mayor lo supere satisfactoriamente. Aunque a la vista de todo padre de familia semejante ya fuere una obligación ya rezagada a estás alturas del camino a la adultez.

Cabe resaltar, que el fenomeno de este dia fue la recompensa dentro del cofre. Tan pronto se vieron cumplidos mis objetivos un amparo de suerte cayo en mis manos. Una oportunidad llevo a la otra y cuando regrese a mis sentidos había reclamado mis espacios virtuales despues de tanto. Los mismos que francamente desconozco como extravie sus respectivos accesos, siendo tan preciados para mí.

Yo no lo llamaría un golpe de suerte como tal, sino más bien un fruto de actitud positiva.
¿Por qué hoy de todos los días? ¿Para qué retomar estás riendas? Estoy ansioso por descubrirlo.

A los treinta días de abril del año dos mil dieciocho, mi vida marcha con plena regularidad de nueva cuenta.
Abreviado; se siente bien retomar el control de un azar que alguna vez fue opresor.

-Flarefox