
For her.
Letters by me © cyndervampire
Image is not mine
Me basta una letra para escribir tu nombre, me basta encontrar la forma de los bordes para aspirar tu presencia.
Juego con los colores, me derrito entre las pinturas que siguen al lienzo, perezosas tiñen de carmín o magenta un cielo al que se le han perdido un par de estrellas.
También recuerdo las mariposas, con sus diminutas alas que ensanchan una galaxia entera, posadas calladamente en las venas por las que transitan los lápices que dibujan tu ser.
Y quise, quise quemar el papel, destruir cada partícula de las cenizas para que en éste mundo no quedara ese rastro tuyo que me marcó y condenó.
Así que me dispuse a encender la chispa, tomé las hojas de papel en donde te invocaba cual hechicero a demonio.
Frente a las hojas delicadas, blanquecinas y amarillas, con la garganta cerrándoseme y serrándome la respiración, una gota de sangre. Dos. Tres.
El filo de la hoja me cortó, y mi sangre como pedazos de rubí abrazó el blanco del papel.
“Aquí yace una parte de tu alma.” Escucho decir a una voz que flota detrás de mí. La llama se desvaneció y fui incapaz de tocar las hojas.
De vez en cuando abro ese cajón, las palabras me piden a gritos su libertad, pero no me atrevo a deslizar el cerrojo, soy demasiado cobarde para enfrentarme a lo material. Cobarde.
No quemaré los versos, no esconderé las cenizas, sólo abriré ese cajón que como un ataúd me recuerda el acecho de la muerte.
“Aquí yace una parte de tu alma.” Escucho de nuevo a la voz, esa que a mis espaldas tirita lo que mi propia voz no se atreve jamás a pronunciar.
Letters by me © cyndervampire
Image is not mine
Me basta una letra para escribir tu nombre, me basta encontrar la forma de los bordes para aspirar tu presencia.
Juego con los colores, me derrito entre las pinturas que siguen al lienzo, perezosas tiñen de carmín o magenta un cielo al que se le han perdido un par de estrellas.
También recuerdo las mariposas, con sus diminutas alas que ensanchan una galaxia entera, posadas calladamente en las venas por las que transitan los lápices que dibujan tu ser.
Y quise, quise quemar el papel, destruir cada partícula de las cenizas para que en éste mundo no quedara ese rastro tuyo que me marcó y condenó.
Así que me dispuse a encender la chispa, tomé las hojas de papel en donde te invocaba cual hechicero a demonio.
Frente a las hojas delicadas, blanquecinas y amarillas, con la garganta cerrándoseme y serrándome la respiración, una gota de sangre. Dos. Tres.
El filo de la hoja me cortó, y mi sangre como pedazos de rubí abrazó el blanco del papel.
“Aquí yace una parte de tu alma.” Escucho decir a una voz que flota detrás de mí. La llama se desvaneció y fui incapaz de tocar las hojas.
De vez en cuando abro ese cajón, las palabras me piden a gritos su libertad, pero no me atrevo a deslizar el cerrojo, soy demasiado cobarde para enfrentarme a lo material. Cobarde.
No quemaré los versos, no esconderé las cenizas, sólo abriré ese cajón que como un ataúd me recuerda el acecho de la muerte.
“Aquí yace una parte de tu alma.” Escucho de nuevo a la voz, esa que a mis espaldas tirita lo que mi propia voz no se atreve jamás a pronunciar.
Category All / All
Species Unspecified / Any
Size 500 x 332px
File Size 32.8 kB
Comments