Sangre de Dragon: El misterio del Espejo -Cap 1-
Como ya es habitual, aquí os traigo gratis el primer capitulo del libro de "Sangre de Dragón:El misterio del Espejo", que en los próximos meses saldrá a la venta.
Los que jugaron al juego de sangre de Dragón, o al menos a la demo, reconocerán muchas escenas y diálogos en este capitulo, aunque también se toparan con elementos nuevos, que en el juego hubo que eliminar por diversos factores.
El Misterio del Espejo.
Es medio día en Belchite, el punto de encuentro más concurrido en todo El Gran Desierto, y aunque suene extraño y no menos inaudito, todas las chicas del Burdel conocido como El suspiro Húmedo, atienden a un solo cliente, mientras este se deleita la vista al tiempo que lanza uvas al aire en dirección a su boca.
-¿No crees que Lilian podría mosquearse un poco si te viera ahora? –Le indicó Selene a Angel sentada sobre su hombro, ya que el cliente acaparador resultaba ser el caballero dragón.
-Vamos vamos, relájate tú también un poco. –Replicó Angel llevándose una mano a la cara-. Solo estoy aprovechando un favor que me debían antes de regresar. Ha sido un día duro de trabajo y me apetecía descansar un poco. Además, ambos sabemos que Lilian me dejará seco en cuanto llegue a casa, así que lo más recomendable es que regrese descansado y con todas las energías. También hay que mencionar que Lilian estaría más que encantada de participar en esto.
-Ya ya. –Afirmó Selene asintiendo con la cabeza y encogiéndose de hombros-. Se bien que también tiene esos gustos, aunque prefiere satisfacerlos con ya sabes quién.
-He he. Lo sé. Es una suerte para ella tener tan buenas amigas. –Expresó Angel dándole una nalgada a una chica que pasó por su lado.
-Disculpe la interrupción. –Expresó la chica encargada de la recepción, acercándose al caballero.
-¿Qué ocurre? –Preguntó el caballero mirándola.
-Ha llegado una carta para usted. –Le indicó esta entregándosela y seguidamente regresando a su puesto.
-¿Quién te envía una carta en este recóndito lugar? –Preguntó extrañada Selene observando el sobre.
-Diantres… -Susurró Angel percatándose del sello que tenía la carta-. Está claro que Lúcius tiene ojos en todos lados. Veamos de qué se trata.
-¿Y bien? –Preguntó Selene intrigada observando a su compañero leer la carta.
-Parece que reclama nuestra presencia para un asunto que no quiere especificar aquí por seguridad. –Suspiro-
-Se acabó el descanso entonces. –Comentó Selene al tiempo que brillaba todo su cuerpo y adoptaba un tamaño mucho mayor en medio del lugar, provocando que las chicas se quedaran sorprendidas mirando.
-Qué remedio. –Expresó Angel incorporándose y estirando todo su cuerpo-. Lo lamento chicas, pero tengo que partir. Espero terminar rápido este asunto para poder regresar, ya que no me gusta dejar ciertas cosas a medias. –Comentó haciéndoles un guiño al tiempo que abría y cerraba sus manos ante él, como si le palpara los pechos a una de las chicas.
-Estaremos encantadas de servirle. Regrese cuando quiera. –Expresaron todas las chicas al unísono al tiempo que inclinaban levemente la cabeza.
Diciendo esto, Angel recogió sus cosas y tras dejar una bolsita con monedas de oro en la recepción, se subió al lomo de Selene para que esta alzara el vuelo.
-Pues lo dicho. Pon rumbo a Buntália. –Le indicó Angel a su compañera dándole un par de palmadas en el cuerpo.
-Agárrate bien. –Avisó la dragona sonriendo, segundos antes de salir a toda velocidad, levantando un golpe de viento por todo el lugar.
Selene tan rápido como podía se dirigió en línea recta hacia el palacio de Buntália, donde Angel Blackwolf había sido requerido para una misteriosa tarea, sobre la que no daban ningún tipo de detalle, lo que hacia la petición aún más extraña.
-¿De que crees que se trate? –Preguntó intrigada la dragona sin aminorar el ritmo.
-No tengo la menor idea, pero debe ser algo importante ya que rara vez Lúcius pide ayuda a otros. –Comentó Angel cruzándose de brazos y manteniendo la mirada al frente.
-¿Los problemas del reino lo resuelve el reino? –Pensó Selene en voz alta.
-Supongo que así es, aunque creo que es más bien el evitar pasarle a otros sus problemas. –Explicó Angel ladeando la cabeza-. Lúcius es demasiado amable para ciertas cosas.
-La responsabilidad siempre es un gran peso para aquellos que están en una posición importante, más aun si te has ganado con hechos, el respeto y la lealtad de todos aquellos que te rodean. –Señaló Selene descendiendo un poco y situándose más cerca del mar.
-Supongo que tienes razón. –Comentó Angel rascándose el mentón.
-He he. Tú eres demasiado orgulloso y cabezota para encargarte de cosas tan importantes. –Punteó Selene riéndose.
-Hey hey. –Replicó Angel dándole con los talones-. Yo también puedo tomarme seriamente las cosas cuando me lo propongo.
-No lo pongo en duda, pero tu problema es que no sabes poner límites. O te pasas o te quedas corto. –Le indicó Selene risueña, volviendo la cabeza hacia él.
-Mmm… Lo que tú digas. –Respondió Angel poniendo mala cara y mirando hacia otro lado, provocando que Selene se riera.
Con esto, Selene volvió a concentrarse en la travesía con lo que poco después llegaron finalmente a Buntália, donde tras tomar tierra, ella desapareció por completo volviendo al interior de Angel.
-Ah... Con lo tranquilo que había empezado el día. –Susurró Angel mirando las puertas del palacio antes de empujarlas y adentrarse hacia el trono.
Como siempre, en el interior del palacio de Buntália se respiraba paz y tranquilidad, mientras muy sutilmente de fondo se escuchaba lo que parecía un salmo.
-¿Qué tal Lúcius? Me han dicho que me llamabas. –Le indicó Angel al monarca, observando a este sentado en el trono leyendo lo que parecía un pergamino.
-Suspiro- He he. Está claro que tú no cambias. –Comentó Lúcius enrollando de nuevo el pergamino y seguidamente dejándolo a un lado-. Muchas gracias por venir, Angel, y discúlpame si interrumpí alguno de tus asuntos, pero hay algo que es necesario que veas.
Diciendo esto, el monarca se levantó de tu trono y seguidamente se dirigió hacia un gran espejo que había colgado en una pared más atrás, donde se situó a la derecha de este.
-Ven. Acércate Angel. –Le indicó el monarca animándolo a acercarse.
-¿Me cuentas de que va todo esto? –Replicó Angel acercándose y colocándose al otro lado del espejo.
-Quiero que inspecciones este espejo y me digas si notas algo raro. –Le indicó Lúcius mirando el espejo.
-¿Todo esto por un espejo? –Contestó Angel rascándose la nuca y colocándose ante el espejo-. Diantres… ¿Qué se supone que tengo que ver a parte de mi reflejo?
-Según un viejo manuscrito que encontré en la cámara del tesoro, este es un espejo mágico, pero que solo revelará su poder ante aquellos que sean dignos. Como imaginarás, yo lo intenté pero nada ocurrió, así que estando al tanto de tu particular naturaleza, pensé que quizás eras el más idóneo de probar.
-¿No sé qué esperas que…? –Fue a comentar Angel cuando su reflejo comenzó a enturbiarse-. ¿Qué diantres…?
La superficie del espejo entonces emitió un fuerte fogonazo que cegó tanto a Angel como a Lúcius, impidiendo que ambos se dieran cuenta de que el caballero había desaparecido y enviado a otro lugar. Cuando Angel finalmente recuperó la vista, con sorpresa se vio ante una enorme hidra de cuatro cabezas, que sin darle tiempo siquiera para pensar, atacó con fiereza, golpeando duramente al caballero por todos lados, y dejándolo sin sentido en cuestión de segundos.
-Aun no estás listo, caballero Dragón... –Siseó la hidra mirando a Angel y seguidamente haciendo que el cuerpo del caballero desapareciera nuevamente-. Vuelve a mi cuando lo estés... Si logras regresar.
Mientras tanto, Lúcius en su palacio recupera también la vista y con sorpresa se da cuenta que está solo.
-Mira que me lo temía… -Susurró el monarca llevándose una mano a la cara-. Creo que ya metí a Angel en otro problema. Será mejor que avise al grupo.
Al mismo tiempo, Angel dolorido y aturdido, comienza a recuperar el sentido.
-Auch… -Se quejó el caballero llevándose una mano a la cabeza-. Casi me arranca la cabeza con uno de sus golpes-. ¿Eh? ¿¡Donde diablos estoy!?
Con sorpresa, Angel se percata de que ya no está ni en el palacio ni en la cueva de la hidra, sino en un prado desconocido con solo un poblado a la vista.
-Ay no… No me digas que ya me han enviado a otro lugar desconocido sin preguntarme. –Comentó en voz alta llevándose una mano a la cabeza-. Ah… Mejor será que vaya a ese pueblo y busque algo de información.
No había mucho más que pensar, ya que el pueblo parecía ser la opción más sensata, al no tener ni idea de donde se encontraba. Los olores que a su nariz llegaban eran nuevos y extraños, indicándole que sin lugar a dudas no estaba en ningún lugar conocido, lo que podría significar que estaba muy lejos de su hogar.
Capítulo 1: Las llaves del Caos.
-Demonios… Me duele todo el cuerpo. –Susurró Angel adentrándose en el poblado y reparando en que este estaba habitado por humanos e híbridos por igual, lo que era sin lugar a dudas una gran ventaja, ya que su presencia no llamó en absoluto la atención.
-Bienvenidos a Vanilla, nuestro apacible pueblo. –Le indicó el primer aldeano con el que se topó-. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en pasarte por la herrería, la armería, la posada o la tienda.
-Err… Gracias. –Respondió Angel mirándolo de reojo ya que le parecía extraña su actitud siendo un humano.
Angel pronto se dio cuenta que el poblado tenía muy pocos habitantes, y que estos no eran precisamente habladores. El lugar era tranquilo y apacible, donde incluso la leve brisa que movía las hojas parecía hacerlo con parsimonia. La mayoría de las casas eran pequeñas, como si todo hubiera sido diseñado para que las familias no crecieran demasiado, y solo aquellos importantes a cargos de todo, tuvieran una casa que destacara frente a las demás. Nadie parecía tener respuestas para él, hasta que en el interior de una de las casas, una joven de inusual indumentaria, llamó su atención.
-Esto… Disculpa. –Expresó Angel acercándose a ella.
-Bienvenido a mi humilde morada. –Respondió la joven con sonrisa afable, ataviada con un traje que el caballero recordaba similar a los que había visto en la academia de magia tiempo atrás-. ¿En qué puedo ayudarte?
-Pues no sé muy bien cómo explicarlo. –Comentó Angel visiblemente dubitativo rascándose la nuca.
-Mmm… Noto algo extraño en ti… -Comentó la joven mirándolo detenidamente de la cabeza a los pies-. Algo que hacía mucho que no percibía. ¿Acaso vienes de otro mundo?
-¿Cómo te has dado cuenta? –Preguntó Angel mirándola sorprendido.
-Bueno... Me llamo Alana, y siempre he tenido un don especial, aunque también es cierto que sé que eres de otro mundo, ya que conozco a alguien en tu misma situación. –Le indicó sin dejar de observarlo.
-Me estoy temiendo lo peor... –Replicó Angel llevándose una mano a la cara-. ¿Acaso ese conocido tuyo, lleva mucho tiempo es este mundo, ya que no ha podido regresar al suyo?
-Lamentablemente tienes razón. –Respondió ella poniendo rostro triste-. El lleva en este poblado más de tres años.
-Diablos… -Susurró Angel cruzándose de brazos y ladeando la cabeza.
-Pero aún es pronto para que te des por vencido. –Le indicó Alana acercándose más y tocándole el pecho-. Te aconsejo que vayas a hablar con él, ya que quizás pueda ayudarte de alguna forma. Incluso... Puede que los dos podáis ayudaros mutuamente.
-Nunca me he dado por vencido, y esta no va a ser la primera vez. –Respondió Angel mirándola fijamente-. ¿A quién tengo que buscar y dónde?
-Se llama Joshua, y lo identificaras rápido, ya que tiene el cabello anaranjado y las orejas puntiagudas. Seguramente puedas encontrarlo en el cementerio. A decir verdad… Es raro el día que no está allí...
-Está bien. Lo buscaré. –Respondió Angel rascándose la nuca intrigado-. Gracias por tu ayuda.
-Oh, espera. Llévate esto. –Expresó Alana cuando Angel recién le daba la espalda para marcharse.
-¿Qué es esto? –Preguntó Angel extrañado cuando Alana le hizo entrega de una gema verde.
-Es un amuleto mágico. –Respondió Alana sonriendo-. Seguramente lo necesitarás.
-Si tú lo dices… -Susurró Angel mirándola de reojo y guardando la gema antes de marcharse.
Con esto, Angel se dirigió al pequeño cementerio que el pueblo tenia, donde un joven de pronunciada estatura, de puntiagudas orejas y despeinado cabello anaranjado, parecía velar ante una de las tumbas.
-¿Un semielfo? –Pensó Angel mirándolo antes de acercarse a el-. Disculpa.
-¿Si? ¿Puedo hacer algo por ti? –Preguntó el joven volviéndose hacia Angel.
-Me han dicho que tú también eres extranjero como yo. –Comentó Angel mirándolo detenidamente, dándose cuenta de que sobre el joven tenía a su alrededor un aura extraña apenas perceptible, y portaba a su espalda una lanza y un escudo.
-Acaso tu… ¿Vienes de otro mundo? –Preguntó Joshua con cara de sorpresa.
-Si… -Respondió Angel rascándose la cabeza-. Y ahora no tengo ni idea de cómo volver.
-Entonces estás atrapado como yo, aunque por tu aspecto... –Comentó Joshua percatándose de que sobre Angel también había un aura extraña-. Mmm...
-¿Que? –Preguntó Angel cruzándose de brazos y mirándolo molesto.
-Hay algo que podrías intentar. –Comentó Joshua tocándose el mentón-. Hacia el este encontraras una casa con el tejado rojo, y en su interior, al fondo, quizás des con un portal. Si logras usarlo, es posible que obtengas alguna pista.
-¿¡Como que si logro usarlo!? –Exclamó Angel visiblemente encrespado.
-Tú inténtalo. Ya hablaremos después. Ah. Llévate esto también. –Le indicó Joshua haciéndole entrega de una gema roja.
-¿Qué diablos pasa en este pueblo con las gemas? –Pensó Angel rascándose la cabeza mientras se dirigía hacia la casa indicada.
Ya en el lugar indicado, buscó en el fondo de la casa y al acercarse, inesperadamente un dibujo claramente místico se dibujó en el suelo.
-Creo que empiezo a entender que función tienen estas gemas. –Expresó Angel colocándose sobre el dibujo, lo que provocó un fogonazo y que fuera transportado a una habitación, donde se encontró con una gran losa de piedra a los pies de un monolito que parecía llamarlo a acercarse-. Veamos que tenemos aquí… Interesante. Un texto comienza a surgir sobre la losa de piedra.
“Aquel que estas palabras pueda leer, una cosa debe saber, si a su mundo de corazón desea volver. Para regresar primero de todo has de encontrar, a los cinco hermanos que aguardan sin ningún pesar, que llegue aquel que la derrota les traerá. Encuentra a Tichonius, en donde las rocas y el agua en constante lucha están.
Aquí empieza tu viaje, no te demores más.”
En ese momento, la losa brilló intensamente y con un fogonazo cegó momentáneamente al caballero.
-¿Qué diantres…? –Expresó Angel apenas recuperó la vista, dándose cuenta que en su mano tenía una nueva gema, y había regresado a la casa-. Esto empieza a exasperarme. Veamos que tiene que decir Joshua de todo esto.
De regreso en el cementerio…
-¿Y bien? –Preguntó Joshua con interés apenas Angel apareció-. ¿Encontraste el portal?
-No sé de qué va todo esto, pero encontré el portal que llevaba al sótano. Allí un monolito con una inscripción, me reveló cierta información intrigante, y sin más apareció esta gema. –Le aclaró Angel mostrándole la gema.
-Es eso... Sí, eso es lo que necesitas. –Respondió Joshua mirando la gema con cara de sorpresa-. No entiendo el por qué, pero quizás tú seas la clave de todo.
-Ah... Me duele ya la cabeza con tanto misterio, y lo que es peor... Me estáis cabreando. –Señaló Angel mostrando los dientes y erizándosele el pelaje.
-Yo tampoco entiendo muy bien que está sucediendo, así que por mucho que quiera, no puedo explicártelo mejor. –Le indicó Joshua acercándose más y sujetándolo por los hombros-. De momento, lo más sensato es que vayamos a hablar con Alana y le contemos lo sucedido.
-¿Vayamos? –Preguntó Angel mirándolo de reojo.
-Sí, me voy contigo. Por cierto. Si necesitas descansar, tienes mi casa a tu disposición. La encontrarás en la esquina noroeste del pueblo. En el piso de arriba tienes una cama si deseas ponerte cómodo. Eres libre de usarla. –Le indicó Joshua señalando la parte del pueblo donde estaba la casa.
-Aja… Gracias por tu amabilidad. –Susurró Angel sin saber cómo mirarlo.
De regreso en casa de Alana…
-Veo que mis sentidos aun no me fallan. –Expresó Alana risueña recibiéndolos calurosamente-. Pues bien. Cuéntame que encontraste en el sótano.
-Yo también tengo curiosidad por saberlo, ya que nunca logré entrar y casi me había dado por vencido. –Añadió Joshua mirándolo.
-Suspiro- No me hace ninguna gracia el ser utilizado, pero quizás sea la única forma de regresar a mi mundo. –Comentó Angel encogiéndose de hombros-. Encontré una vieja inscripción que decía que tenía que buscar a un tal Tichonius, en donde las rocas y el agua en constante lucha están. Espero que uno de vosotros sepa que significa todo eso, puesto que yo no tengo ni idea.
-Mmm… ¿Qué tal si tomáis asiento y os digo lo que sé? –Les indicó Alana mirando a ambos.
Escuchando esto, Angel y Joshua se sentaron a escuchar lo que alana tenía que decir, aunque claramente, el caballero empezaba a llegar a su límite.
-No tengo todo el día, así que empieza a hablar. –Le aclaró Angel a Alana mirándola fija y seriamente apenas esta se sentó.
-Que enojón... –Comentó Alana sorprendida mirándolo-. Está bien. Hace algunos años, un gran hechicero llamado Tichonius, vivió en este pueblo. Pero cuando el Caos empezó a cubrir el mundo, decidió que tenía que marcharse.
-¿Caos? –Preguntó Angel intrigado.
-Si. –Contestó Alana poniéndose cómoda en su silla-. Yo fui aprendiz de Tichonius durante poco más de un mes, antes de que se marchara, pero antes de partir me dijo una cosa que en aquel entonces no comprendí.
"Cuando el caos esté cerca de lograr uno de sus objetivos, alguien de otro mundo llegará para traer el equilibrio, más quizás el solo no sea el elegido, sino una pieza importante para nuestra salvación"
Yo le pregunté qué era lo que esas palabras significaban, a lo que él respondió entregándome dos gemas. Una roja y una verde.
Nuevamente le pregunté, y solo dijo que entregara la gema roja, al primero que a este pueblo llegara, diciendo que era de otro mundo.
Entonces un par de años después de que Tichonius marchara, Joshua apareció, así que le entregué la gema roja. Como imaginarás, yo tenía más preguntas que respuestas, aunque si sabía una cosa.
En casa de Tichonius había una trampilla mágica que solo él podía abrir, así que quizás las gemas eran para eso.
Claro está, a Joshua la trampilla nunca se le abrió, al igual que a mí, así que los dos nos quedamos en blanco.
Cuando tú apareciste, noté en ti la misma energía que en Joshua, pero a una escala mucho mayor, así que te envié con él, haciéndote entrega de la gema que aun guardaba yo.
Por supuesto, no sabía si entre los dos obtendríais una respuesta, pero no había más que pudiera hacer.
-Todo ese rollo poco me ha aclarado, ya que sigo teniendo una duda. ¿¡Donde diantres está Tichonius!? –Reclamó Angel erizándosele el lomo y golpeando la mesa.
-Ok ok... Qué carácter. –Susurró Alana impresionada-. Por lo que me contaste, es posible que Tichonius esté cerca de la gran cascada, al noreste.
-Ah... No es mucho, pero al menos es una pista. –Comentó Angel calmándose al tiempo que se rascaba la cabeza-. Muy bien. Buscaremos a Tichonius. Por cierto. En el sótano encontré esto. –Expresó a continuación colocando sobre la mesa las tres gemas en su poder.
-¡Eso es…! –Fue a exclamar Alana sorprendida cuando las gemas brillaron con fuerza antes de fusionarse y transformarse en un anillo.
-¿¡Que diantres ha pasado!? –Soltó Angel mirando el anillo.
-Este... Este es el anillo de mi maestro. –Señaló Alana cogiéndolo-. Si no recuerdo mal, es una llave.
-¿Una llave? –Indagó Angel intrigado-. ¿Para qué?
-Lamentablemente eso es algo que solo Tichonius sabe. –Respondió Alana encogiéndose de hombros y negando con la cabeza.
-Muy bien. Se acabó. –Expresó Angel incorporándose de golpe, sorprendiendo a los presentes en la sala-. Voy a buscar a ese tal Tichonius, y le voy a romper todos los huesos.
Diciendo esto, salió con paso firme de la casa, siendo seguido rápidamente por Joshua.
-Deberías controlar un poco ese genio. –Le indicó Joshua caminando a su lado.
-Y tú estás más guapo callado. –Replicó Angel mirándolo de reojo y soltando un gruñido.
-Como gustes. –Susurró Joshua rascándose la nuca y siguiéndolo en silencio.
No es que tuvieran muchas pistas precisamente para dar con Tichonius, así que simplemente hicieron lo que Alana les dijo. Salieron del poblado y se dirigieron hacia las montañas al noreste, donde enseguida dieron con la entrada a una gruta.
-¿A dónde llevará esto? –Preguntó Joshua siguiendo a Angel mientras caminaban por un túnel rocoso.
-Supongo que pronto lo descubriremos… -Respondió el caballero observando luz al final del túnel.
Para sorpresa de ambos, cuando finalmente salieron del túnel, se encontraron en lo que parecía un frondoso bosque oculto entre las móntalas, donde un rio de agua cristalina alimentaba incesantemente la vida del lugar.
-Busquemos la cascada. –Expresó Angel mirando a su alrededor y seguidamente reanudando la marcha.
Encontrar la cascada no resultó complicado tras una pequeña búsqueda, pero desafortunadamente, nada más encontraron, lo que molestó enormemente al caballero.
-Ni rastro del ese tal Tichonius de las narices. –Gruñó Angel dándole un puñetazo a un árbol.
-Tiene que haber algo más aquí. Puedo notarlo. –Comentó Joshua mirando a su alrededor y percatándose de que había una vieja tienda de campaña pegada a la pared de la montaña, que parecía no haber sido usada en mucho tiempo-. Eso es sospechoso…
Diciendo esto, Joshua se acercó a la tienda y dando un vistazo a su interior, descubrió que había otra entrada oculta tras la lona. Con esto, los dos se adentraron nuevamente por una gruta escavada en la roca, lo que los llevó a una laguna que alimentaba la cascada, y donde también un misterioso encapuchado aguardaba inmóvil y en silencio.
Estaba claro que era lo único que quedaba para encontrar respuestas, pero apenas se acercaron a él, las telas que lo cubrían se rasgaron, mostrando algo parecido a un demonio que los atacó sin mediar palabra. Angel y Joshua lucharon en igualdad de condiciones contra el enemigo, y tras una lucha reñida, lograron derrotarlo.
-¿¡Qué demonios ha sido eso!? –Exclamó Angel mirando el cuerpo inmóvil del enemigo.
- Creo... Creo que era Tichonius... –Comentó Joshua acercándose al cuerpo y arrodillándose a su lado para inspeccionarlo-. ¿Pero cómo? ¿Cómo pudo ser corrompido de semejante forma?
-No tengo ni idea, pero quizás eso nos lo aclare. –Señaló Angel percatándose de que había en el suelo lo que parecía una carta que al monstruo se le había caído.
-¿Una carta? –Se preguntó Joshua intrigado, cogiéndola y entregándosela a Angel.
- Si... Dirigida a Alana además. –Aclaró Angel observando el nombre de la joven escrito en el papel-. Regresemos al pueblo para hablar con ella.
Con esto, Angel y Joshua regresaron al pueblo y sin demora se dirigieron a reunirse con Alana.
-Bienvenidos de nuevo. –Expresó Alana apenas los vio entrar-. ¿Encontrasteis a Tichonius?
-Alana... –Expresó Angel desviando levemente la mirada y seguidamente entregándole la carta-. Tenemos malas noticias.
-¿Una carta? –Expresó Alana intrigada abriendo el sobre y comenzando a leer-. Oh… Maestro.
-Supongo que es un poco descortés, pero necesito saber si tu maestro da alguna explicación en esa carta. –Le indicó Angel mirándola fijamente mientras leía.
-Curiosamente, en la carta se refiere a vosotros. –Señaló Alana sonriendo y mirándolo-. Relata que cuando sintió que el caos se apoderaba de él, fue cuando decidió abandonar el pueblo para protegernos a todos del peligro. Sabía que no tendría mucho tiempo antes de transformarse por completo, así que dejó pistas para hallar lo necesario para combatir el caos. Su anillo es la llave que necesitareis, para acceder a la sala secreta en su casa, donde encontrareis la siguiente pista.
-Tengo la sensación de que esto va para largo... –Comentó Angel llevándose una mano a la cara-. Ah... Iremos a casa de Tichonius a buscar esa sala secreta, pero antes necesito un trago. Me voy un rato a la cantina.
-Angel, yo me quedo aquí hablando con Alana mientras tomas ese descanso. –Le indicó Joshua tomando asiento-. Más tarde me reúno contigo.
-Como gustes. –Respondió Angel despidiéndose con la mano y dirigiéndose a la taberna, donde al llegar tomo asiento frente a la barra-. Póngame una zarzaparrilla.
-Enseguida señor. –Contestó el posadero preparando el pedido-. Aquí tiene señor.
-Joder… -Susurró Angel tras dar un trago-. ¡¡¡Maldita sea!!! –Exclamó a continuación dando un golpe en la barra, haciendo saltar al tabernero-. Ah... Prefiero no pensar cuanto tiempo voy a estar en este lugar. ¿Por qué me pasan estas cosas siempre a mí?
-Hace mucho que te tengo dicho que tú atraes los problemas. –Comentó Selene sorprendiendo al caballero.
-Vaya vaya... Mira quien tiene energía para dejarse oír. –Señaló Angel sonriendo y poniéndose más cómodo en el asiento-. ¿Cómo estás Selene?
-Estoy jodida. No sé qué demonios te hizo esa hidra además de lanzarte a otra realidad, pero a mí me ha dejado para el arrastre. –Aclaró Selene claramente molesta por el tono de su voz-. Mejor no te muestro el aspecto que tengo.
-¿Tan mal te ha dejado? –Preguntó Angel intrigado-. Es cierto que nunca te había notado tan débil, pero me gustaría ver una cara amiga.
-Apenas tengo energía, así que solo tú podrás verme. –Le aclaró Selene-. Pero antes de nada, prométeme que no te reirás.
-Tranquila compañera. Puedes confiar en mí. –Respondió Angel sonriendo.
-Eso es precisamente lo que me preocupa... –Susurró Selene preparándose para mostrarse.
Apenas unos segundos después, una esfera de energía se formó ante cerca de Ángel y en ella algo comenzó a tomar forma lentamente, hasta que Selene apareció ante su compañero.
- Ejem... Ejem... ¡¡¡Ha ha ha ha ha!!! –Comenzó Angel a reírse descontroladamente cuando observó a Selene, con un cuerpo humanoide de poco más de un metro de alto, que tenía dos pequeñas alas en su espalda.
-¡Te dije que no te rieras! –Exclamó Selene, saltando visiblemente molesta y seguidamente desapareciendo-. Ah... Debí prever que no podrías evitarlo.
-Ejem... –Carraspeó Angel recuperando la compostura e intentando difícilmente ponerse serio-. Discúlpame Selene, pero no esperaba verte casi como recién salida del huevo. Estabas más mona que intimidante.
-Ah... Lo sé, lo sé. Creo que no volveré a ser la de siempre, hasta que no regresemos a nuestro mundo.
-Mmm... Aunque seas invisible para todos... –Comentó Angel cruzándose de brazos con expresión pensativa-. ¿Podrías quedarte a la vista para mí?
-¿Eh? ¿Quieres que te acompañe como no más del grupo? –Preguntó Selene extrañada.
-Si es posible, por favor. Hazlo por mí. Si voy a estar una temporada aquí, prefiero estar bien acompañado.
-Mmm… Está bien. –Respondió Selene apareciendo nuevamente frente a él-. Está claro que esta vez estamos metidos en un buen lio.
-Que me vas a contar… -Susurró Angel rascándose la cabeza-. Busquemos a Joshua y después veamos que podemos hacer con el anillo de Tichonius en su casa.
Sin decir más, los dos salieron de la taberna y buscaron a Joshua por el pueblo, encontrándolo para variar, en el cementerio velando frente a la tumba de siempre.
-Estás aquí otra vez... –Expresó Angel colocándose a su lado y mirando detenidamente la lápida-. ¿De quién es esa tumba por la que tanto velas?
-Es de mi esposa... –Contestó Joshua sin apartar la mirada de la lápida.
Tras un tiempo aquí, y hacerme a la idea de que quizás no regresaría, empecé a ver a este pueblo como mi segundo hogar. Tiempo después conocí a Mimí, y antes de darnos cuenta, nos habíamos enamorado. Ella logró que me olvidará de todo, pero enfermó...
No pude hacer nada por ella, más que agarrarle la mano y llorar a su lado...
-Lo… Lo lamento, Joshua. –Expresó Angel sin saber cómo mirarlo-. Discúlpame si te hice recordar ese dolor.
-Descuida... –Susurró Joshua tocando la lápida y seguidamente volviéndose hacia Ángel-. Vamos. Aún tenemos mucho por hacer.
La casa de Tichonius como bien sabia Joshua, era la misma a la que previamente había enviado a Angel a inspeccionar el portal con la gema, así que una vez en la casa, el grupo buscó por todos lados donde podría estar la entrada secreta que se habría con el anillo. Con un poco de paciencia, poco tardaron en dar con una pequeña abertura en una de las estanterías de libros, donde el anillo encajaba perfectamente, y en cuanto Ángel insertó este, el grupo fue transportado a otra sala. Allí encontraron una llave y una nota que no entendían, así que nuevamente era necesario regresar con Alana para encontrar respuestas, donde como era ya habitual, la joven los esperaba.
-Veo que ya estáis reunidos. –Les indicó Alana mirándolos apenas entraron en la casa.
-Así es, y además encontramos la habitación secreta de Tichonius. –Le indicó Angel acercándose a ella-. Allí hallamos esta llave y esta nota, aunque no entendemos que dice.
-A ver. Dejadme ver. Mmm... Si... Reconozco estos caracteres. –Comentó Alana mirando detenidamente la nota y la llave-. Eran usados por Tichonius para las transmutaciones.
-¿Transmutaciones? –Preguntó Angel cruzándose de brazos-. ¿Me adelanto a los acontecimientos si digo que esta llave ha sido transmutada?
-Me sorprende que sepas del tema. –Señaló la joven mirando a Angel y seguidamente volviendo la mirada hacia la llave-. Bien. Puedo sentir que estás en lo correcto, así que dejadme que devuelva esta llave a su verdadero aspecto.
Diciendo esto, la llave comenzó a brillar en las manos de Alana y con fogonazo, adquirió la forma de lo que parecía una cruz dorada.
-Listo. Esto es... Diosa mía... –Exclamó Alana mirando sorprendida la cruz.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Angel intrigado-. ¿Qué tiene de especial esa cruz dorada?
-Esta cruz la fabricó Tichonius con magia y artes sagradas, para mantener en pie una poderosa barrera sobre un pueblo maldito, que hay al sur. –Respondió Alana entregándole la cruz a Angel-. Si os hace entrega de ella, significa que ocultó algo allí, que ahora tenéis que recuperar.
-Empiezo a sentirme como el chico de los recados... –Susurró Angel suspirando y agarrándose la cara-. Muy bien. ¿Cómo se supone que romperemos esa barrera con esto?
-Es muy fácil. –Contestó Alana sonriendo-. Solo tendréis que acercaros a la barrera y tocarla con la cruz. Venid a verme de nuevo, cuando recojáis lo que Tichonius os ha dejado.
Ya de camino hacia las ruinas…
-¿Todo esto no te recuerda a los viejos tiempos? –Le preguntó Selene a Angel.
-¿Te refieres a lo que ir de un lado para otro como si el resto del mundo no pudiera hacerlo? Ah… Solo me recuerda a mis días de cadete en la academia. –Respondió Angel sin aminorar la marcha.
-Vamos vamos. Por tu forma de decirlo, parece como si lo hubieras pasado mal, aunque ambos sabemos que no fue así. –Comentó Selene riéndose.
-Claro claro. –Replicó Angel negando con la cabeza-. Un día de estos a ver si me siento contigo y te explico la sutil diferencia entre tú y yo en cuanto a la percepción de la realidad.
-Que profundo. -Señaló Selene-. Mira, ese debe ser el pueblo, ya que dudo mucho que haya otro con una barrera invisible a su alrededor.
-Yo no veo nada que… ¡Auch! –Exclamó Angel al llevarse un latigazo de electricidad cuando se topó con la barrera.
-Parece que te has topado con la barrera que Alana mencionaba. –Señaló Joshua mirándolo.
-Que observador. –Respondió Angel mirándolo de reojo-. Veamos si esta cosa hace lo que se supone que tiene que hacer.
Diciendo esto, Angel sacó la cruz y lentamente la acercó a la barrera hasta tocarla, momento en que esta se hizo visible y segundos después se rompió en pedazos, como si fuera una cúpula de cristal que golpeaban.
-Vaya, ha funcionado. –Comentó Angel sorprendido.
-Por supuesto. –Señaló Joshua adentrándose en el pueblo-. No tenía ninguna duda de ello.
-Vamos, no lo dejes solo. –Le indicó Selene a Angel cuando este se quedó mirándolo en silencio.
Más que un poblado, el lugar resultó ser unas ruinas abandonadas, donde el aire era apenas respirable, y la superficie del terreno rezumaba algún tipo de líquido humeante y burbujeante que no invitaba en absoluto a ser tocado. Sin lugar a dudas, aquel lugar había sido presa de algún tipo de maldición, que había acabado no solo con todo rastro de vida, sino que hacía prácticamente imposible que pudiera habitarse de nuevo.
-No me extraña que este lugar fuera aislado del exterior. –Comentó Angel tapándose la nariz y mirando el panorama.
-Debemos dar lo antes posible con lo que Tichonius escondió aquí. –Señaló Joshua mirando a su alrededor-. Puedo notar como mis fuerzas decaen con cada segundo que pasa.
-Joshua tiene razón. –Añadió Selene-. Aquí hay algo que está absorbiendo la energía vital del lugar.
-¿Puedes dar con el centro de esa pérdida? –Le preguntó Angel.
-Creo que está por la parte norte del poblado así que ten cuidado. –Le indicó Selene tras detenerse unos segundos para percibir mejor la zona.
-Joshua. Vamos a aquella zona a inspeccionar. –Le indicó Angel a Joshua viendo que tenía intenciones de alejarse de él.
Al escuchar esto, Joshua regresó junto a Angel y ya juntos fueron a revisar, no tardando mucho en darse cuenta que sobre lo que parecía un pedazo de terreno rodeado de líquido infecto, se podía divisar un ataúd extrañamente bien cuidado.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Joshua extrañado apenas llegaron a su lado, ya que Angel se quedó mirando fijamente el féretro.
-Percibo una enorme maldad dentro de este ataúd. –Comentó Angel, observando Joshua como se le erizaba el pelaje.
-Mmm... Hemos venido hasta aquí por lo que hay dentro, así que no avanzaremos si no lo abrimos. -Señaló Joshua cruzándose de brazos.
-Joshua tiene razón. –Señaló Selene-. Ábrelo, y encaremos lo que haya dentro.
-Muy bien. Preparaos porque aquí vamos. –Expresó Angel abriendo el ataúd.
En el mismo momento que la tapa se abrió, una densa niebla comenzó a surgir del interior, arremolinándose alrededor de ellos y cubriendo la zona. Poco tardó el grupo en darse cuenta que la niebla era más de lo que aparentaba, ya que no tardó mucho en concentrarse en un lugar para comenzar a tomar forma. Fue cuestión de segundos que Angel y compañía se vieran inmersos en una pelea contra un vampiro, cuyas intenciones eran más bien la de hacerlos girones.
-Si lo mantienes ocupado durante un momento, podré usar algo que nos librará de él. –Le indicó Joshua a Angel.
-Más te vale que sirva de verdad, ya que los ataques físicos no parecen surtir mucho efecto. –Respondió Angel dando un sablazo y apartando al vampiro.
-Confía en mí. –Respondió Joshua entrelazando sus dedos ante el como si estuviera rezando.
-Eso es… Magia sagrada. –Señaló Selene mirando a Joshua y observando un halo dorado formándose a su alrededor.
Entonces mientras Angel mantenía entretenido al Vampiro como había acordado, Joshua concentró la energía sagrada que acababa de invocar entre sus manos, y recitando algunas palabras, creó una esfera que lanzó contra el enemigo, produciéndole un daño considerable que todos vieron claramente. El vampiro estaba muy debilitado tras ese ataque, y su resistencia y defensa había sido destrozada, por lo que el grupo atacó con cuanto tenía, logrando acabar con el sin demasiado esfuerzo.
-Joder... ¿Un vampiro? –Comentó Angel recuperando el aliento-. En mi mundo están prácticamente extintos.
-He he. Admito que eso me sorprendió. –Señaló Selene.
-Bueno, veamos que guardaba este chupasangre. –Comentó Angel mirando dentro del ataúd-. Aquí está... Diantres... Una llave y otra nota.
-Regresemos junto a Alana, para que nos traduzca la nota. –Le indicó Joshua tocándole el hombro y mirándolo.
-Si... Este lugar apesta. –Comentó Angel sacudiendo la cabeza y arrugando la nariz antes de tocársela-. Larguémonos de una vez.
Entonces ya en Vanilla cerca de la casa de Alana...
-¿Hace mucho que eres un Paladín? –Preguntó Angel mirando al frente, aunque la pregunta claramente iba para Joshua.
-Hace algunos años. –Contestó Joshua deteniéndose-. Supongo que no lo aparento.
-Ni de lejos. –Comentó Angel cruzándose de brazos y volviéndose hacia él para mirarlo de arriba a abajo-. Ni tu indumentaria ni tu arma dan a entender que lo seas.
-Muchas cosas han pasado desde que caí en este mundo… -Señaló Joshua ladeando la cabeza y mirada antes de reanudar la marcha y entrar en la casa.
-Ya hablara sobre su pasado cuando se sienta preparado. –Le indicó Selene a Angel, mientras este lo miraba alejándose.
-Supongo… -Susurró Angel rascándose la nuca-. Continuemos.
-Bienvenidos de nuevo. –Expresó Alana recibiéndolos-. ¿Que tenéis que contarme?
-Pues encontramos otra llave y otra nota, así que seguramente habrá que transmutarla de nuevo. –Le indicó Angel entregándosela.
-Alana. ¿En serio que no tenías idea de que tu maestro planeaba todo esto? –Le preguntó Joshua mirándola.
-Os aseguro que esta situación me ha cogido totalmente por sorpresa. –Aclaró Alana mirando a ambos-. También estoy descubriendo cosas de todo esto como vosotros.
-Está diciendo la verdad. –Le indicó Selene a Angel-. No percibo nada en su voz que indique que nos oculta alguna cosa.
-No te preocupes Alana. –Le señaló Angel para mantenerla tranquila-. Pues bien. Ya sabes que hacer.
Escuchando esto, Alana se puso manos a la obra con lo que en cuestión de segundos la llave se transformó en otra llave diferente.
-Listo. Oh. Sé de donde es esta llave. –Comentó Alana mirándola detenidamente.
-A ver... –Expresó Angel encogiéndose de hombros y negando con la cabeza-. ¿A dónde nos envía ahora tu difunto maestro?
-Si no me equivoco, esta es la llave que abre la puerta principal, del templo antiguo, que se encuentra al oeste del pueblo maldito que previamente visitasteis. –Comentó Alana entregándole la llave a Angel-. Mmm... Ese lugar se abandonó hace veinte años, según tengo entendido, tras desaparecer misteriosamente todos sus ocupantes.
¡Oh! Me acabo de acordar. Tichonius, una vez me dijo que en lo más profundo de ese templo, se encuentra una cámara con una gran cascada. Nunca se llegó a utilizar por la humedad del ambiente, pero había rumores de que allí se escuchaban susurros.
-Está claro que vamos a tener que inspeccionar esa recamara... –Susurró Angel mirando a Selene.
-He he, sí. –Respondió Selene sonriendo-. Vamos allá.
-Angel. –Expresó Joshua mirándolo-. ¿Podemos pasar por el cementerio antes de marcharnos?
-Claro. Sin problema. –Respondió Angel levantando el pulgar.
-Suerte chicos. –Les deseó Alana sonriendo afablemente y mirando a ambos-.Ya me diréis que tal os fue cuando regreséis.
Sin decir más, el grupo salió de la casa y se dirigió al cementerio donde Joshua al llegar, se acercó a la tumba donde siempre velaba.
-Mimí... Nuevamente tengo que marcharme, aunque quizás esta vez logre dar con algo que me ayude... –Expresó Joshua tocando la lápida-. Te hecho mucho de menos... Lo sabes. ¿Verdad?
En ese momento el tiempo en el poblado pareció detenerse, desapareciendo incluso todo sonido alrededor de ellos, y cuando el grupo miraba extrañado lo que ocurría, un haz de luz rasgó el cielo e impactó en el cementerio, mostrando poco después a una atractiva mujer, de cuya espalda brotaban unas hermosas alas de plumas blancas.
-¿Mimí? –Preguntó Joshua sorprendido mirando a la recién llegada.
-Sí, soy yo. Cariño, no te muevas, por favor. –Le indicó Mimí sonriendo delicadamente-. Hoy estoy aquí gracias a que el altísimo ha escuchado mis ruegos, pero no tengo mucho tiempo. En vida te amé más de lo que jamás nadie ha amado, y cuando me llegó la hora, me fui sabiendo que había sido amada y querida hasta el último momento. Joshua. Quiero que ayudes en todo lo que puedas a Angel. Gracias a él no solo podrás regresar a tu mundo, sino que además, con vuestra ayuda, el que fue mi mundo podrá ser salvado. El caos cada día que pasa, más y más fuerte se vuelve, envolviendo y corrompiendo todo lo que alcanza.
Angel. Sé que estás molesto por muchas cosas, pero ahora mismo, la ayuda de Joshua es lo que necesitas para regresar a tu mundo. Por favor. Cuida bien de él. Cuidad los dos bien de él.
Joshua. Te amo, siempre te he amado, y siempre te amaré. Te libero de la promesa que me hiciste, para que luches con todas tus fuerzas por regresar a tu mundo. Confía en mí. Te aseguro que algún día nos volveremos a encontrar...
Diciendo esto, Mimí le lanzo un beso a Joshua y seguidamente desapareció, regresando todo a la normalidad en el pueblo.
-Mimí... Te lo prometo. –Susurró Joshua cerrando los ojos y aparentando con fuerza sus manos-. Angel. No voy a preguntar por qué Mimí pareció mencionar que había alguien contigo, pero necesito que me prometas una cosa. Prométeme que me ayudaras a cumplir lo que Mimí ha dicho.
-Si para regresar a mi mundo y el tuyo, hay que acabar con el caos o quien sea, te aseguro que eso haremos. –Respondió Angel mirándolo muy seriamente-. Te doy mi palabra.
-Es cuanto necesitaba oír. –Reconoció Joshua mirándolo a los ojos-. Vámonos.
Nuevamente el grupo se puso en marcha, esta vez dirigiéndose al suroeste de las ruinas donde lucharon contra el vampiro. Allí encontraron un viejo castillo aparentemente abandonado, aunque tras entrar al usar la llave en la puerta principal, se toparon con el interior en mejores condiciones de las esperadas. Aun así, lo de abandonado no debía de aplicar para zombis, esqueletos andantes y fantasmas, ya que fue algo que encontraron en cantidad mientras inspeccionaban el lugar.
La primera y segunda planta estaban en buenas condiciones, pero cuando bajaron al sótano, ya el ambiente cambio radicalmente. Había destrozos por todos lados, cajas rotas y defectos en cada rincón. Sin lugar a dudas en aquel lugar alguien no tuvo un buen día, aunque curiosamente, se toparon con un alma en pena que amablemente les alquilaba su cama para descansar por unas pocas monedas.
-¿En serio? ¿Quién demonios sería tan insensato de echarse una siesta en este lugar con todos esos monstruos pululando? –Pensó Angel cuando escuchó el ofrecimiento.
Continuaron buscando y mientras que Angel y Joshua repartían a diestro y siniestro con todo lo que se encontraban, Selene parecía estar disfrutando de la inesperada aventura en la que había acabado metida. Era incuestionable que Angel y ella habían pasado por infinidad de cosas en todos los años que llevaban juntos, pero ya fuera por estar en otro mundo, o por otra razón que ella aun no entendía, ahora se sentía aún más cercana a su compañero, y quizás por ello estaba más feliz de lo habitual de estar a su lado.
La búsqueda finalmente dio con la entrada a lo que parecía un sub sótano, y cuando se adentraron por las escaleras, llegaron a una sala que a su vez servía de entrada a una enorme gruta, donde una laguna subterránea alimentada por una cascada, rodeaba una plataforma en la que un encapuchado aguardaba.
No había que ser muy listo para darse cuenta que aquello olía a problemas, así que los tres se acercaron con la guardia en alto.
-Ya me da cosa preguntar... –Expresó Angel subiendo a la plataforma, pero manteniendo las distancia con el encapuchado.
-Os conozco… -Susurró el encapuchado cuyo rostro no era visible bajo la capucha.
-¿Cómo es eso de que nos conoces? –Le inquirió Angel agarrando su espada-. Vamos. Habla.
- He... He... Habéis venido a por la primera de las Llaves Sagradas, ya que la necesitáis para regresar a vuestro verdadero mundo. –Respondió el encapuchado sin moverse en absoluto.
-Algunos parece que solo aprenden por las malas. –Expresó Angel tensando su cuerpo preparándose para atacar-. Ahora verás.
Diciendo esto, Ángel se lanzó contra el encapuchado, y en cuestión de unos pocos segundos, ambos intercambiaron golpes a enorme velocidad. El sonido de metal contra metal resonaba por toda la cueva, y entonces sin esperarlo sus amigos, el caballero fue lanzado hacia atrás.
-Auch… -Se quejó Angel con expresión de dolor.
-¿Estás bien? –Le preguntó Joshua mirándole de la cabeza a los pies por si estuviera herido.
-Sí, de maravilla... –Contestó Angel sacudiendo la cabeza-. Ese bastardo contratacó cada uno de mis golpes, casi tan rápidamente como yo los ejecutaba.
-Solo a ti se te ocurre atacar a un enemigo, sin valorar las posibilidades. –Le reprendió Selene dándole un empujón.
-He he... Ese fue un buen ataque, aunque hasta un niño lo detendría. –Expresó el encapuchado extendiendo los brazos-. Vamos. Venid a por mí si queréis la llave.
-Vamos a sacarle a golpes, la información a este desgraciado. –Exclamó Angel provocando que Selene y Joshua le ayudaran a rodearlo.
En cuanto el encapuchado se vio cercado, rasgó sus vestiduras mostrando su verdadero aspecto, que era el de algún tipo de mujer con alas membranosas, aunque su aspecto indicaba algo extraño que ninguno de ellos entendía.
Los tres se lanzaron al ataque, y mientras Joshua lanzaba hechizos sagrados, Angel y Selene se concentraban en ejecutar acometidas elementales, ya que para variar, los ataques físicos básicos, poco daño provocaban. Con esto, poco a poco aplicando esta mecánica que parecía funcionar, los tres lograron que el combate no se alargara demasiado, hasta que por fin su enemigo cayó de rodillas agotado.
-Empieza a hablar, o continuamos sacudiéndote. –Le aclaró Angel apuntándole con su espada.
-Ilusos... –Susurró el encapuchado sin apenas moverse-. ¿Acaso pensáis que mi señor permitirá que sigáis avanzando? Tanto esfuerzo... Tanto esfuerzo es fútil ante la voluntad del caos.
-¿¡Puede alguien explicarme de una condenada vez, que es ese caos que parece dominar este mundo!? –Exclamó Angel fuertemente, sorprendiendo a todos los presentes.
-Inaudito... –Expresó el encapuchado negando con la cabeza-. Enfrentando algo que ni siquiera conoce. Solo a alguien como tú se le ocurriría...
En ese momento, a la izquierda y derecha de la plataforma, dos enormes cristales aparecieron flotando en el aire, y lentamente comenzaron a iluminarse.
-¡No! ¡Aun no! –Exclamó el encapuchado mirando los cristales como brillaban cada vez más y un zumbido crecía-. ¡Mi señor, dadme otra oportunidad!
Pero los cristales continuaron iluminándose hasta que finalmente se encendieron por completo y comenzaron a vibrar.
-¡Malditos seáis por humillarme ante mi señor! –Exclamó el encapuchado incorporándose-. ¡Yo os maldigo desde lo más profundo de mi alma negra!
En ese momento brotó un haz de luz de ambos cristales, que impactando en el encapuchado provocó que este se retorciera hasta quedar transformado en una esfera negra que quedó inerte en el suelo, lo que cogió por sorpresa a Ángel y compañía.
-¿Qué es esta esfera negra? –Preguntó Angel intrigado tocándola con la punta de su espada y comprobando que era sólida como una roca.
-No lo sé, pero no siento ningún tipo de energía emanando de ella. –Comentó Joshua agachándose y mirándola detenidamente-. Es extraño... Si no sonara absurdo, diría que es oscuridad solidificada.
-En cuanto regresemos con Alana, quiero que los dos me lo contéis todo sobre ese "Caos". –Le indicó Angel a Joshua mirándolo fijamente.
-Descuida. –Respondió Joshua incorporándose y devolviendo la mirada-. Te diremos lo que sabemos.
En ese momento bajo un haz de luz, apareció un cofre al fondo de la sala, así que Angel se acercó a este y abriéndolo encontró lo que debía ser la primera de las llaves sagradas, aunque era más bien como un pedazo de roca cristalina. Joshua se aproximó a Angel observando la incredulidad que este mostraba, y tras inspeccionar el objeto corroboró que eso era lo que buscaban, así que era momento de regresar con Alana.
-Bienvenidos de nuevo. –Le indicó Alana recibiéndolos en su casa-. Me alegra ver que habéis regresado sanos y salvos.
-Quiero que tú y Joshua os sentéis ahora mismo, y me contéis sin omitir nada, que sabéis del caos. –Le exigió Angel mirándola con cara de pocos amigos.
-Está bien… -Susurró Alana sorprendida mirándolo.
Diciendo esto, todos tomaron asiento y aguardaron expectantes que Alana explicara cuanto sabía.
-Te contaré lo que yo sé. –Expresó Alana sentándose frente a ellos y mirándolos-.
Hace veinte años, un gran meteorito colisionó contra una isla al sureste, borrándola por completo del mapa, y generando un gran maremoto que arrasó buena parte de las costas. Cuando el mar se retiró, además de la destrucción ocasionada, dejó unas extrañas piedras negras por todos lados, muy parecidas a fragmento de obsidiana. La gente empezó a cogerlas, a guardarlas, a usarlas, e incluso llegaron a identificarse como una versión súper refinada de la obsidiana. Pero... Las cosas empezaron a cambiar de forma extraña, en la siguiente semana. La gente empezó a cambiar.
-¿Cómo que empezaron a cambiar? –Preguntó Angel intrigado-. Explícate.
-La personalidad o mejor dicho, la forma de comportarse de algunos, se volvió errática, incluso agresiva o intratable.
Al mismo tiempo, todas las piedras negras que se habían recogido, fueron desaparecieron misteriosamente, al tiempo que el número de casos de personas afectadas crecía. No se tardó mucho en descubrir, que las personas afectadas por aquel extraño mal, habían tenido piedras negras cerca durante al menos un par de días, por lo que se dedujo que estas tenían algo que ver. Cuando finalmente se descubrió, que las piedras negras al llegar la noche, tomaban vida propia, la situación se había salido por completo de control. Las susodichas piedras resultaron ser algún tipo de energía oscura solidificada, que no solo infectaba a todo aquel que estuviera cerca, sino que además en las noches, entraban poco a poco en sus cuerpos. Tichonius logró hacerse con una de las últimas piedras antes de que todas desaparecieran, y tras hacerle varias pruebas, descubrió que era algún tipo de entidad aberrante.
Dos semanas después, de la caída del meteorito, y habiendo desaparecido todas las piedras, menos la que Tichonius guardaba, el caos llegó. Todos los afectados comenzaron a transformarse en horrendos seres, que atacaban a todo aquel que hubiera cerca, fueran o no conocidos. Hubo cientos de muertos y miles de heridos, pero eso no fue más que el comienzo. Todos los fallecidos por estos ataques, volvieron a la vida tres días después, y los heridos se transformaron en monstruos que agravaron la situación. Entonces Tichonius se encerró en su laboratorio en la búsqueda de un antídoto o solución, pero ocurrió un accidente, y el mismo se vio afectado.
Trabajó tanto como pudo en la búsqueda de una cura, pero viendo que su tiempo se acababa, lo preparó todo para marcharse.
-Así que esa es la razón por la que Tichonius se marchó. –Dedujo Angel cruzándose de brazos-. Pero eso no me aclara nada. ¿Alguien sabe que es el caos realmente o que es lo que lo ocasiona?
-No… –Respondió Alana negando con la cabeza-. Lo único que hasta ahora sabemos, es que esas piedras negras no afectan a todo el mundo... Es como si algunos fueran inmunes a su efecto. Si tuviera una de esas piedras, quizás podría terminar la investigación de mi maestro.
-Creo que sabemos dónde encontrar una piedra de esas. –Comentó Joshua mirando a Alana-. El último monstruo que derrotamos, se transformó en una esfera negra.
-¿¡En serio!? –Exclamó Alana sorprendiendo a todos-. ¡Tenéis que traérmela para estudiarla!
-Ah…Está bien. –Expresó Angel llevándose una mano a la cara y negando con la cabeza-. Iré a buscarla. Quizás así puedas descubrir algo.
-¿Vas a ir tu solo? –Preguntó Joshua extrañado.
-Ya limpiamos ese sitio, así que me vasto para esta tarea. –Respondió Angel incorporándose-. Tú quédate aquí y protege este lugar por si ocurriera algo.
-Está bien... –Susurró Joshua bajando la mirada.
-Angel. Te voy a dar una cosa para que puedas traer esa piedra sin riesgo. –Le indicó Alana incorporándose-. Dame un momento.
Diciendo esto, Alana se dirigió a una de sus estanterías y agarrando una botella pequeña cuyo contenido cambiaba de color, se la entregó a Angel.
-Vierte el contenido de esta botella sobre la roca, y así podrás cogerla sin riesgo alguno. –Le indicó Alana mirando la botella en las manos del caballero.
-¿Seguro que esto funcionará? –Preguntó Angel no muy seguro de lo que tenía ente manos.
-Si. –Respondió Alana mirando a los ojos de Angel-. No tengo la menor duda.
-Muy bien, en ese caso ya me voy. –Expresó Angel mirando de reojo a Joshua y seguidamente dirigiéndose a la salida.
-Tened cuidado. –Expresó Alana viéndolo salir.
Ya de camino al castillo…
-Creo que Joshua no se tomó bien que lo dejara en casa de Alana. –Comentó Angel viendo a lo lejos el castillo.
-¿Tú crees? –Replicó Selene mirándolo de reojo y deteniéndose.
-¿Qué? –Preguntó Angel volviéndose y mirándola.
-En serio que a veces eres un desastre para ciertas cosas. –Respondió Selene encogiéndose hombros y negando con la cabeza-. Es normal que Joshua se sintiera mal por quedarse, ya que no tengo ninguna duda que aunque se sienta fuera de lugar contigo, tú ahora mismo eres su mejor oportunidad de regresar a su mundo.
-¿Y? No es como si le hubiera dado una patada y mandado a tomar viento. Volveremos por él. –Alegó Angel reanudando la marcha.
-Suspiro-. ¿Qué voy a hacer contigo? –Susurró Selene siguiendo a su compañero.
Selene y Angel continuaron hasta el castillo y cuando finalmente llegaron frente a la esfera negra…
-Ya estamos aquí otra vez... –Expresó Angel agarrando la empuñadura de su espada y mirando a su alrededor.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Selene extrañada.
-Tengo la sensación de que no estamos solos en... –Fue a contestar Angel cuando se abrió a varios metros de ellos un portal oscuro, del que salió un joven de engalanado aspecto.
-Sabía que tarde o temprano pasaríais por aquí de nuevo. –Comentó el joven mirando fijamente a Angel con sonrisa burlona.
-¿Quién diantres eres tú ahora? –Preguntó Angel visiblemente molesto.
-Mi nombre es Estefano, y tengo ordenes de mi señor de daros una pequeña lección, por meteros donde no os llaman. –Contestó el recién llegado alzando los brazos y brillando sus manos-. ¡Arriba mi esbirro! ¡Álzate de nuevo y cumple con mis deseos!
Con estas palabras la esfera negra comenzó a cambiar de forma, adoptando lo que parecía la silueta de una mujer con una espada.
-Aquí vamos de nuevo. –Expresó Angel sacando su espada y mostrando los colmillos sintiendo la inminente amenaza.
Sin mediar palabra, el nuevo enemigo se lanzó contra Angel y Selene, que en seguida se dieron cuenta que era mucho más fuerte que la vez anterior.
-¿¡Qué carajo es esta cosa!? –Exclamó Angel contratacando con su espada cuanto ataque recibía, ya que el enemigo era como un sombra sólida.
-Este es un buen momento de liquídalo primero y pregunta después. –Comentó Selene dando varios zarpazos y llamaradas al enemigo.
La lucha continuó durante varios minutos más sin apenas cambios, cuando sin esperarlo, la velocidad de la sombra comenzó a descender.
-Ah… Ah… Este bastardo está dando más trabajo de lo esperado. –Comentó Angel resoplando, al tiempo que se protegía de un ataque.
-Tú sigue golpeando. –Replicó Selene, lanzando varias bolas de fuego-. Siento que ya empieza a debilitarse.
Estuviera Selene en lo correcto o no, Angel continuo atacando con cuanto tenia, y afortunadamente, no mucho después, la sombra comenzó a sacudirse y a encogerse hasta que regreso a ser otra vez una esfera inerte en el suelo.
-Que decepción... –Expresó Estefano encogiéndose de hombros y llevándose una mano a la cara-. Si es que los esbirros ya no son como antes. Pero bueno... –Expresó a continuación al tiempo que chasqueaba los dedos y abría un portal a su espalda-. Tengo muchas más cosas que hacer, como por ejemplo seguir extendiendo caos en nombre de mi señor.
-¡Oye tú...! –Exclamó Angel intentando detenerlo pero Estefano desapareció por el portal-. Carajo... ¿Es tanto pedir un poco de atención? Joder.
-Un enemigo normalmente no te dará explicaciones. –Comentó Selene sonriendo.
-Supongo que tienes razón... –Expresó Angel guardando su espada y seguidamente mirando la piedra negra-. Empiezo a estar hasta los mismísimos de todo este asunto...
-He he. No te lo tomes tan a pecho, y rocía esta cosa con lo que Alana te dio. –Le indicó Selene dándole varias palmadas en la espalda.
Sin perder más tiempo, Angel descorchó la botella y derramo el contenido sobre la piedra, produciéndose una reacción inmediatamente, que tras un fogonazo, cambió el aspecto de la piedra.
-Se ha vuelto a transformar. -Expresó Angel agachándose y mirando la piedra que ahora tenía un tono rojizo con luz pulsante.
-Pues cógela y pongámonos en marcha. Toca regresar con Alana. –Comentó Selene mirándolo.
-Suspiro-. Apenas hemos empezado y ya estoy hasta los cojones de ir y volver, como si fuera un mensajero. –Señaló Angel guardando la piedra y emprendiendo el camino de regreso.
-He he. Estoy segura de ello. –Pensó Selene sonriendo mirándolo y arrimándose más a él.
Ya en casa de Alana…
-Bienvenido de nuevo. –Expresó Alana apenas Angel entró-. Me alegra ver que regresas sano y salvo tras irte tu solo.
-Pues casi no regresó. –Comentó Angel rascándose la nuca.
-¿Qué fue lo que pasó? –Preguntó Alana intrigada.
-Digamos que no éramos los únicos interesados en recuperar esa piedra. Se nos apareció un tal Estefano que...
-¿Estefano? No puede ser... –Susurró Alana con expresión pensativa-. ¿Era un joven de atractivas facciones?
-Podríamos decir que si... –Respondió Angel mirándola de reojo-. ¿Sabes quién es?
-Es posible que sea el discípulo de Tichonius, pero... Está muerto. –Respondió Alana mirando a Angel.
-Pues te aseguro que ese Estefano se veía muy vivo. –Replicó Angel cruzándose de brazos.
-Mmm... Pensaré en ello, pero de momento tenemos cosas que hacer. –Señaló Alana cambiando a su actitud, y volviendo a estar animada-. Quizás de con alguna respuesta si estudio la piedra, así que dámela junto con el anillo de Tichonius, para que empiece a trabajar en ella.
-Aquí tienes. –Le indicó Angel haciéndole entrega de lo que le habían pedido-. ¿Para que necesitas el anillo?
-Me voy a trasladar a la casa de Tichonius, ya que allí hay mejores herramientas e ingredientes. –Respondió Alana guardando lo que Angel le había dado.
-Entiendo. ¿Dónde está Joshua? –Preguntó Angel mirando a su alrededor-. Voy a emprender el viaje para encontrar la segunda llave sagrada, y me gustaría que me acompañara.
-Joshua se te ha adelantado. –Respondió Alana sonriendo-. Él ya se fue hacia el oeste para ir adelantando la búsqueda, ya que mientras estabas fuera, encontramos una pista más en uno de los libros de Tichonius.
-Le dije que esperara aquí por lo que pudiera pasar... –Expresó Angel llevándose una mano a la cara-. Ah... Está bien. Me dirigiré hacia el oeste y lo buscaré a él y a la llave.
-No te enfades con él, ya que solo quiere ayudarte. –Le pidió Alana mirándolo a los ojos-. Ten cuidado en tu viaje, y venid a verme en cuanto tengáis la siguiente llave, puesto que yo tardaré con el análisis de la piedra.
-Pues entonces mejor me pongo en marcha ya. –Le indicó Angel dirigiéndose hacia la salida, pero deteniéndose apenas sujetó el pomo de la puerta-. Ten cuidado mientras estamos fuera.
-Descuida. –Respondió Alana sonriendo y despidiéndose con la mano-. Os deseo toda la suerte del mundo.
Con esto, Angel y Selene se pusieron en marcha hacia el oeste, donde empezaba una nueva búsqueda.
Los que jugaron al juego de sangre de Dragón, o al menos a la demo, reconocerán muchas escenas y diálogos en este capitulo, aunque también se toparan con elementos nuevos, que en el juego hubo que eliminar por diversos factores.
El Misterio del Espejo.
Es medio día en Belchite, el punto de encuentro más concurrido en todo El Gran Desierto, y aunque suene extraño y no menos inaudito, todas las chicas del Burdel conocido como El suspiro Húmedo, atienden a un solo cliente, mientras este se deleita la vista al tiempo que lanza uvas al aire en dirección a su boca.
-¿No crees que Lilian podría mosquearse un poco si te viera ahora? –Le indicó Selene a Angel sentada sobre su hombro, ya que el cliente acaparador resultaba ser el caballero dragón.
-Vamos vamos, relájate tú también un poco. –Replicó Angel llevándose una mano a la cara-. Solo estoy aprovechando un favor que me debían antes de regresar. Ha sido un día duro de trabajo y me apetecía descansar un poco. Además, ambos sabemos que Lilian me dejará seco en cuanto llegue a casa, así que lo más recomendable es que regrese descansado y con todas las energías. También hay que mencionar que Lilian estaría más que encantada de participar en esto.
-Ya ya. –Afirmó Selene asintiendo con la cabeza y encogiéndose de hombros-. Se bien que también tiene esos gustos, aunque prefiere satisfacerlos con ya sabes quién.
-He he. Lo sé. Es una suerte para ella tener tan buenas amigas. –Expresó Angel dándole una nalgada a una chica que pasó por su lado.
-Disculpe la interrupción. –Expresó la chica encargada de la recepción, acercándose al caballero.
-¿Qué ocurre? –Preguntó el caballero mirándola.
-Ha llegado una carta para usted. –Le indicó esta entregándosela y seguidamente regresando a su puesto.
-¿Quién te envía una carta en este recóndito lugar? –Preguntó extrañada Selene observando el sobre.
-Diantres… -Susurró Angel percatándose del sello que tenía la carta-. Está claro que Lúcius tiene ojos en todos lados. Veamos de qué se trata.
-¿Y bien? –Preguntó Selene intrigada observando a su compañero leer la carta.
-Parece que reclama nuestra presencia para un asunto que no quiere especificar aquí por seguridad. –Suspiro-
-Se acabó el descanso entonces. –Comentó Selene al tiempo que brillaba todo su cuerpo y adoptaba un tamaño mucho mayor en medio del lugar, provocando que las chicas se quedaran sorprendidas mirando.
-Qué remedio. –Expresó Angel incorporándose y estirando todo su cuerpo-. Lo lamento chicas, pero tengo que partir. Espero terminar rápido este asunto para poder regresar, ya que no me gusta dejar ciertas cosas a medias. –Comentó haciéndoles un guiño al tiempo que abría y cerraba sus manos ante él, como si le palpara los pechos a una de las chicas.
-Estaremos encantadas de servirle. Regrese cuando quiera. –Expresaron todas las chicas al unísono al tiempo que inclinaban levemente la cabeza.
Diciendo esto, Angel recogió sus cosas y tras dejar una bolsita con monedas de oro en la recepción, se subió al lomo de Selene para que esta alzara el vuelo.
-Pues lo dicho. Pon rumbo a Buntália. –Le indicó Angel a su compañera dándole un par de palmadas en el cuerpo.
-Agárrate bien. –Avisó la dragona sonriendo, segundos antes de salir a toda velocidad, levantando un golpe de viento por todo el lugar.
Selene tan rápido como podía se dirigió en línea recta hacia el palacio de Buntália, donde Angel Blackwolf había sido requerido para una misteriosa tarea, sobre la que no daban ningún tipo de detalle, lo que hacia la petición aún más extraña.
-¿De que crees que se trate? –Preguntó intrigada la dragona sin aminorar el ritmo.
-No tengo la menor idea, pero debe ser algo importante ya que rara vez Lúcius pide ayuda a otros. –Comentó Angel cruzándose de brazos y manteniendo la mirada al frente.
-¿Los problemas del reino lo resuelve el reino? –Pensó Selene en voz alta.
-Supongo que así es, aunque creo que es más bien el evitar pasarle a otros sus problemas. –Explicó Angel ladeando la cabeza-. Lúcius es demasiado amable para ciertas cosas.
-La responsabilidad siempre es un gran peso para aquellos que están en una posición importante, más aun si te has ganado con hechos, el respeto y la lealtad de todos aquellos que te rodean. –Señaló Selene descendiendo un poco y situándose más cerca del mar.
-Supongo que tienes razón. –Comentó Angel rascándose el mentón.
-He he. Tú eres demasiado orgulloso y cabezota para encargarte de cosas tan importantes. –Punteó Selene riéndose.
-Hey hey. –Replicó Angel dándole con los talones-. Yo también puedo tomarme seriamente las cosas cuando me lo propongo.
-No lo pongo en duda, pero tu problema es que no sabes poner límites. O te pasas o te quedas corto. –Le indicó Selene risueña, volviendo la cabeza hacia él.
-Mmm… Lo que tú digas. –Respondió Angel poniendo mala cara y mirando hacia otro lado, provocando que Selene se riera.
Con esto, Selene volvió a concentrarse en la travesía con lo que poco después llegaron finalmente a Buntália, donde tras tomar tierra, ella desapareció por completo volviendo al interior de Angel.
-Ah... Con lo tranquilo que había empezado el día. –Susurró Angel mirando las puertas del palacio antes de empujarlas y adentrarse hacia el trono.
Como siempre, en el interior del palacio de Buntália se respiraba paz y tranquilidad, mientras muy sutilmente de fondo se escuchaba lo que parecía un salmo.
-¿Qué tal Lúcius? Me han dicho que me llamabas. –Le indicó Angel al monarca, observando a este sentado en el trono leyendo lo que parecía un pergamino.
-Suspiro- He he. Está claro que tú no cambias. –Comentó Lúcius enrollando de nuevo el pergamino y seguidamente dejándolo a un lado-. Muchas gracias por venir, Angel, y discúlpame si interrumpí alguno de tus asuntos, pero hay algo que es necesario que veas.
Diciendo esto, el monarca se levantó de tu trono y seguidamente se dirigió hacia un gran espejo que había colgado en una pared más atrás, donde se situó a la derecha de este.
-Ven. Acércate Angel. –Le indicó el monarca animándolo a acercarse.
-¿Me cuentas de que va todo esto? –Replicó Angel acercándose y colocándose al otro lado del espejo.
-Quiero que inspecciones este espejo y me digas si notas algo raro. –Le indicó Lúcius mirando el espejo.
-¿Todo esto por un espejo? –Contestó Angel rascándose la nuca y colocándose ante el espejo-. Diantres… ¿Qué se supone que tengo que ver a parte de mi reflejo?
-Según un viejo manuscrito que encontré en la cámara del tesoro, este es un espejo mágico, pero que solo revelará su poder ante aquellos que sean dignos. Como imaginarás, yo lo intenté pero nada ocurrió, así que estando al tanto de tu particular naturaleza, pensé que quizás eras el más idóneo de probar.
-¿No sé qué esperas que…? –Fue a comentar Angel cuando su reflejo comenzó a enturbiarse-. ¿Qué diantres…?
La superficie del espejo entonces emitió un fuerte fogonazo que cegó tanto a Angel como a Lúcius, impidiendo que ambos se dieran cuenta de que el caballero había desaparecido y enviado a otro lugar. Cuando Angel finalmente recuperó la vista, con sorpresa se vio ante una enorme hidra de cuatro cabezas, que sin darle tiempo siquiera para pensar, atacó con fiereza, golpeando duramente al caballero por todos lados, y dejándolo sin sentido en cuestión de segundos.
-Aun no estás listo, caballero Dragón... –Siseó la hidra mirando a Angel y seguidamente haciendo que el cuerpo del caballero desapareciera nuevamente-. Vuelve a mi cuando lo estés... Si logras regresar.
Mientras tanto, Lúcius en su palacio recupera también la vista y con sorpresa se da cuenta que está solo.
-Mira que me lo temía… -Susurró el monarca llevándose una mano a la cara-. Creo que ya metí a Angel en otro problema. Será mejor que avise al grupo.
Al mismo tiempo, Angel dolorido y aturdido, comienza a recuperar el sentido.
-Auch… -Se quejó el caballero llevándose una mano a la cabeza-. Casi me arranca la cabeza con uno de sus golpes-. ¿Eh? ¿¡Donde diablos estoy!?
Con sorpresa, Angel se percata de que ya no está ni en el palacio ni en la cueva de la hidra, sino en un prado desconocido con solo un poblado a la vista.
-Ay no… No me digas que ya me han enviado a otro lugar desconocido sin preguntarme. –Comentó en voz alta llevándose una mano a la cabeza-. Ah… Mejor será que vaya a ese pueblo y busque algo de información.
No había mucho más que pensar, ya que el pueblo parecía ser la opción más sensata, al no tener ni idea de donde se encontraba. Los olores que a su nariz llegaban eran nuevos y extraños, indicándole que sin lugar a dudas no estaba en ningún lugar conocido, lo que podría significar que estaba muy lejos de su hogar.
Capítulo 1: Las llaves del Caos.
-Demonios… Me duele todo el cuerpo. –Susurró Angel adentrándose en el poblado y reparando en que este estaba habitado por humanos e híbridos por igual, lo que era sin lugar a dudas una gran ventaja, ya que su presencia no llamó en absoluto la atención.
-Bienvenidos a Vanilla, nuestro apacible pueblo. –Le indicó el primer aldeano con el que se topó-. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en pasarte por la herrería, la armería, la posada o la tienda.
-Err… Gracias. –Respondió Angel mirándolo de reojo ya que le parecía extraña su actitud siendo un humano.
Angel pronto se dio cuenta que el poblado tenía muy pocos habitantes, y que estos no eran precisamente habladores. El lugar era tranquilo y apacible, donde incluso la leve brisa que movía las hojas parecía hacerlo con parsimonia. La mayoría de las casas eran pequeñas, como si todo hubiera sido diseñado para que las familias no crecieran demasiado, y solo aquellos importantes a cargos de todo, tuvieran una casa que destacara frente a las demás. Nadie parecía tener respuestas para él, hasta que en el interior de una de las casas, una joven de inusual indumentaria, llamó su atención.
-Esto… Disculpa. –Expresó Angel acercándose a ella.
-Bienvenido a mi humilde morada. –Respondió la joven con sonrisa afable, ataviada con un traje que el caballero recordaba similar a los que había visto en la academia de magia tiempo atrás-. ¿En qué puedo ayudarte?
-Pues no sé muy bien cómo explicarlo. –Comentó Angel visiblemente dubitativo rascándose la nuca.
-Mmm… Noto algo extraño en ti… -Comentó la joven mirándolo detenidamente de la cabeza a los pies-. Algo que hacía mucho que no percibía. ¿Acaso vienes de otro mundo?
-¿Cómo te has dado cuenta? –Preguntó Angel mirándola sorprendido.
-Bueno... Me llamo Alana, y siempre he tenido un don especial, aunque también es cierto que sé que eres de otro mundo, ya que conozco a alguien en tu misma situación. –Le indicó sin dejar de observarlo.
-Me estoy temiendo lo peor... –Replicó Angel llevándose una mano a la cara-. ¿Acaso ese conocido tuyo, lleva mucho tiempo es este mundo, ya que no ha podido regresar al suyo?
-Lamentablemente tienes razón. –Respondió ella poniendo rostro triste-. El lleva en este poblado más de tres años.
-Diablos… -Susurró Angel cruzándose de brazos y ladeando la cabeza.
-Pero aún es pronto para que te des por vencido. –Le indicó Alana acercándose más y tocándole el pecho-. Te aconsejo que vayas a hablar con él, ya que quizás pueda ayudarte de alguna forma. Incluso... Puede que los dos podáis ayudaros mutuamente.
-Nunca me he dado por vencido, y esta no va a ser la primera vez. –Respondió Angel mirándola fijamente-. ¿A quién tengo que buscar y dónde?
-Se llama Joshua, y lo identificaras rápido, ya que tiene el cabello anaranjado y las orejas puntiagudas. Seguramente puedas encontrarlo en el cementerio. A decir verdad… Es raro el día que no está allí...
-Está bien. Lo buscaré. –Respondió Angel rascándose la nuca intrigado-. Gracias por tu ayuda.
-Oh, espera. Llévate esto. –Expresó Alana cuando Angel recién le daba la espalda para marcharse.
-¿Qué es esto? –Preguntó Angel extrañado cuando Alana le hizo entrega de una gema verde.
-Es un amuleto mágico. –Respondió Alana sonriendo-. Seguramente lo necesitarás.
-Si tú lo dices… -Susurró Angel mirándola de reojo y guardando la gema antes de marcharse.
Con esto, Angel se dirigió al pequeño cementerio que el pueblo tenia, donde un joven de pronunciada estatura, de puntiagudas orejas y despeinado cabello anaranjado, parecía velar ante una de las tumbas.
-¿Un semielfo? –Pensó Angel mirándolo antes de acercarse a el-. Disculpa.
-¿Si? ¿Puedo hacer algo por ti? –Preguntó el joven volviéndose hacia Angel.
-Me han dicho que tú también eres extranjero como yo. –Comentó Angel mirándolo detenidamente, dándose cuenta de que sobre el joven tenía a su alrededor un aura extraña apenas perceptible, y portaba a su espalda una lanza y un escudo.
-Acaso tu… ¿Vienes de otro mundo? –Preguntó Joshua con cara de sorpresa.
-Si… -Respondió Angel rascándose la cabeza-. Y ahora no tengo ni idea de cómo volver.
-Entonces estás atrapado como yo, aunque por tu aspecto... –Comentó Joshua percatándose de que sobre Angel también había un aura extraña-. Mmm...
-¿Que? –Preguntó Angel cruzándose de brazos y mirándolo molesto.
-Hay algo que podrías intentar. –Comentó Joshua tocándose el mentón-. Hacia el este encontraras una casa con el tejado rojo, y en su interior, al fondo, quizás des con un portal. Si logras usarlo, es posible que obtengas alguna pista.
-¿¡Como que si logro usarlo!? –Exclamó Angel visiblemente encrespado.
-Tú inténtalo. Ya hablaremos después. Ah. Llévate esto también. –Le indicó Joshua haciéndole entrega de una gema roja.
-¿Qué diablos pasa en este pueblo con las gemas? –Pensó Angel rascándose la cabeza mientras se dirigía hacia la casa indicada.
Ya en el lugar indicado, buscó en el fondo de la casa y al acercarse, inesperadamente un dibujo claramente místico se dibujó en el suelo.
-Creo que empiezo a entender que función tienen estas gemas. –Expresó Angel colocándose sobre el dibujo, lo que provocó un fogonazo y que fuera transportado a una habitación, donde se encontró con una gran losa de piedra a los pies de un monolito que parecía llamarlo a acercarse-. Veamos que tenemos aquí… Interesante. Un texto comienza a surgir sobre la losa de piedra.
“Aquel que estas palabras pueda leer, una cosa debe saber, si a su mundo de corazón desea volver. Para regresar primero de todo has de encontrar, a los cinco hermanos que aguardan sin ningún pesar, que llegue aquel que la derrota les traerá. Encuentra a Tichonius, en donde las rocas y el agua en constante lucha están.
Aquí empieza tu viaje, no te demores más.”
En ese momento, la losa brilló intensamente y con un fogonazo cegó momentáneamente al caballero.
-¿Qué diantres…? –Expresó Angel apenas recuperó la vista, dándose cuenta que en su mano tenía una nueva gema, y había regresado a la casa-. Esto empieza a exasperarme. Veamos que tiene que decir Joshua de todo esto.
De regreso en el cementerio…
-¿Y bien? –Preguntó Joshua con interés apenas Angel apareció-. ¿Encontraste el portal?
-No sé de qué va todo esto, pero encontré el portal que llevaba al sótano. Allí un monolito con una inscripción, me reveló cierta información intrigante, y sin más apareció esta gema. –Le aclaró Angel mostrándole la gema.
-Es eso... Sí, eso es lo que necesitas. –Respondió Joshua mirando la gema con cara de sorpresa-. No entiendo el por qué, pero quizás tú seas la clave de todo.
-Ah... Me duele ya la cabeza con tanto misterio, y lo que es peor... Me estáis cabreando. –Señaló Angel mostrando los dientes y erizándosele el pelaje.
-Yo tampoco entiendo muy bien que está sucediendo, así que por mucho que quiera, no puedo explicártelo mejor. –Le indicó Joshua acercándose más y sujetándolo por los hombros-. De momento, lo más sensato es que vayamos a hablar con Alana y le contemos lo sucedido.
-¿Vayamos? –Preguntó Angel mirándolo de reojo.
-Sí, me voy contigo. Por cierto. Si necesitas descansar, tienes mi casa a tu disposición. La encontrarás en la esquina noroeste del pueblo. En el piso de arriba tienes una cama si deseas ponerte cómodo. Eres libre de usarla. –Le indicó Joshua señalando la parte del pueblo donde estaba la casa.
-Aja… Gracias por tu amabilidad. –Susurró Angel sin saber cómo mirarlo.
De regreso en casa de Alana…
-Veo que mis sentidos aun no me fallan. –Expresó Alana risueña recibiéndolos calurosamente-. Pues bien. Cuéntame que encontraste en el sótano.
-Yo también tengo curiosidad por saberlo, ya que nunca logré entrar y casi me había dado por vencido. –Añadió Joshua mirándolo.
-Suspiro- No me hace ninguna gracia el ser utilizado, pero quizás sea la única forma de regresar a mi mundo. –Comentó Angel encogiéndose de hombros-. Encontré una vieja inscripción que decía que tenía que buscar a un tal Tichonius, en donde las rocas y el agua en constante lucha están. Espero que uno de vosotros sepa que significa todo eso, puesto que yo no tengo ni idea.
-Mmm… ¿Qué tal si tomáis asiento y os digo lo que sé? –Les indicó Alana mirando a ambos.
Escuchando esto, Angel y Joshua se sentaron a escuchar lo que alana tenía que decir, aunque claramente, el caballero empezaba a llegar a su límite.
-No tengo todo el día, así que empieza a hablar. –Le aclaró Angel a Alana mirándola fija y seriamente apenas esta se sentó.
-Que enojón... –Comentó Alana sorprendida mirándolo-. Está bien. Hace algunos años, un gran hechicero llamado Tichonius, vivió en este pueblo. Pero cuando el Caos empezó a cubrir el mundo, decidió que tenía que marcharse.
-¿Caos? –Preguntó Angel intrigado.
-Si. –Contestó Alana poniéndose cómoda en su silla-. Yo fui aprendiz de Tichonius durante poco más de un mes, antes de que se marchara, pero antes de partir me dijo una cosa que en aquel entonces no comprendí.
"Cuando el caos esté cerca de lograr uno de sus objetivos, alguien de otro mundo llegará para traer el equilibrio, más quizás el solo no sea el elegido, sino una pieza importante para nuestra salvación"
Yo le pregunté qué era lo que esas palabras significaban, a lo que él respondió entregándome dos gemas. Una roja y una verde.
Nuevamente le pregunté, y solo dijo que entregara la gema roja, al primero que a este pueblo llegara, diciendo que era de otro mundo.
Entonces un par de años después de que Tichonius marchara, Joshua apareció, así que le entregué la gema roja. Como imaginarás, yo tenía más preguntas que respuestas, aunque si sabía una cosa.
En casa de Tichonius había una trampilla mágica que solo él podía abrir, así que quizás las gemas eran para eso.
Claro está, a Joshua la trampilla nunca se le abrió, al igual que a mí, así que los dos nos quedamos en blanco.
Cuando tú apareciste, noté en ti la misma energía que en Joshua, pero a una escala mucho mayor, así que te envié con él, haciéndote entrega de la gema que aun guardaba yo.
Por supuesto, no sabía si entre los dos obtendríais una respuesta, pero no había más que pudiera hacer.
-Todo ese rollo poco me ha aclarado, ya que sigo teniendo una duda. ¿¡Donde diantres está Tichonius!? –Reclamó Angel erizándosele el lomo y golpeando la mesa.
-Ok ok... Qué carácter. –Susurró Alana impresionada-. Por lo que me contaste, es posible que Tichonius esté cerca de la gran cascada, al noreste.
-Ah... No es mucho, pero al menos es una pista. –Comentó Angel calmándose al tiempo que se rascaba la cabeza-. Muy bien. Buscaremos a Tichonius. Por cierto. En el sótano encontré esto. –Expresó a continuación colocando sobre la mesa las tres gemas en su poder.
-¡Eso es…! –Fue a exclamar Alana sorprendida cuando las gemas brillaron con fuerza antes de fusionarse y transformarse en un anillo.
-¿¡Que diantres ha pasado!? –Soltó Angel mirando el anillo.
-Este... Este es el anillo de mi maestro. –Señaló Alana cogiéndolo-. Si no recuerdo mal, es una llave.
-¿Una llave? –Indagó Angel intrigado-. ¿Para qué?
-Lamentablemente eso es algo que solo Tichonius sabe. –Respondió Alana encogiéndose de hombros y negando con la cabeza.
-Muy bien. Se acabó. –Expresó Angel incorporándose de golpe, sorprendiendo a los presentes en la sala-. Voy a buscar a ese tal Tichonius, y le voy a romper todos los huesos.
Diciendo esto, salió con paso firme de la casa, siendo seguido rápidamente por Joshua.
-Deberías controlar un poco ese genio. –Le indicó Joshua caminando a su lado.
-Y tú estás más guapo callado. –Replicó Angel mirándolo de reojo y soltando un gruñido.
-Como gustes. –Susurró Joshua rascándose la nuca y siguiéndolo en silencio.
No es que tuvieran muchas pistas precisamente para dar con Tichonius, así que simplemente hicieron lo que Alana les dijo. Salieron del poblado y se dirigieron hacia las montañas al noreste, donde enseguida dieron con la entrada a una gruta.
-¿A dónde llevará esto? –Preguntó Joshua siguiendo a Angel mientras caminaban por un túnel rocoso.
-Supongo que pronto lo descubriremos… -Respondió el caballero observando luz al final del túnel.
Para sorpresa de ambos, cuando finalmente salieron del túnel, se encontraron en lo que parecía un frondoso bosque oculto entre las móntalas, donde un rio de agua cristalina alimentaba incesantemente la vida del lugar.
-Busquemos la cascada. –Expresó Angel mirando a su alrededor y seguidamente reanudando la marcha.
Encontrar la cascada no resultó complicado tras una pequeña búsqueda, pero desafortunadamente, nada más encontraron, lo que molestó enormemente al caballero.
-Ni rastro del ese tal Tichonius de las narices. –Gruñó Angel dándole un puñetazo a un árbol.
-Tiene que haber algo más aquí. Puedo notarlo. –Comentó Joshua mirando a su alrededor y percatándose de que había una vieja tienda de campaña pegada a la pared de la montaña, que parecía no haber sido usada en mucho tiempo-. Eso es sospechoso…
Diciendo esto, Joshua se acercó a la tienda y dando un vistazo a su interior, descubrió que había otra entrada oculta tras la lona. Con esto, los dos se adentraron nuevamente por una gruta escavada en la roca, lo que los llevó a una laguna que alimentaba la cascada, y donde también un misterioso encapuchado aguardaba inmóvil y en silencio.
Estaba claro que era lo único que quedaba para encontrar respuestas, pero apenas se acercaron a él, las telas que lo cubrían se rasgaron, mostrando algo parecido a un demonio que los atacó sin mediar palabra. Angel y Joshua lucharon en igualdad de condiciones contra el enemigo, y tras una lucha reñida, lograron derrotarlo.
-¿¡Qué demonios ha sido eso!? –Exclamó Angel mirando el cuerpo inmóvil del enemigo.
- Creo... Creo que era Tichonius... –Comentó Joshua acercándose al cuerpo y arrodillándose a su lado para inspeccionarlo-. ¿Pero cómo? ¿Cómo pudo ser corrompido de semejante forma?
-No tengo ni idea, pero quizás eso nos lo aclare. –Señaló Angel percatándose de que había en el suelo lo que parecía una carta que al monstruo se le había caído.
-¿Una carta? –Se preguntó Joshua intrigado, cogiéndola y entregándosela a Angel.
- Si... Dirigida a Alana además. –Aclaró Angel observando el nombre de la joven escrito en el papel-. Regresemos al pueblo para hablar con ella.
Con esto, Angel y Joshua regresaron al pueblo y sin demora se dirigieron a reunirse con Alana.
-Bienvenidos de nuevo. –Expresó Alana apenas los vio entrar-. ¿Encontrasteis a Tichonius?
-Alana... –Expresó Angel desviando levemente la mirada y seguidamente entregándole la carta-. Tenemos malas noticias.
-¿Una carta? –Expresó Alana intrigada abriendo el sobre y comenzando a leer-. Oh… Maestro.
-Supongo que es un poco descortés, pero necesito saber si tu maestro da alguna explicación en esa carta. –Le indicó Angel mirándola fijamente mientras leía.
-Curiosamente, en la carta se refiere a vosotros. –Señaló Alana sonriendo y mirándolo-. Relata que cuando sintió que el caos se apoderaba de él, fue cuando decidió abandonar el pueblo para protegernos a todos del peligro. Sabía que no tendría mucho tiempo antes de transformarse por completo, así que dejó pistas para hallar lo necesario para combatir el caos. Su anillo es la llave que necesitareis, para acceder a la sala secreta en su casa, donde encontrareis la siguiente pista.
-Tengo la sensación de que esto va para largo... –Comentó Angel llevándose una mano a la cara-. Ah... Iremos a casa de Tichonius a buscar esa sala secreta, pero antes necesito un trago. Me voy un rato a la cantina.
-Angel, yo me quedo aquí hablando con Alana mientras tomas ese descanso. –Le indicó Joshua tomando asiento-. Más tarde me reúno contigo.
-Como gustes. –Respondió Angel despidiéndose con la mano y dirigiéndose a la taberna, donde al llegar tomo asiento frente a la barra-. Póngame una zarzaparrilla.
-Enseguida señor. –Contestó el posadero preparando el pedido-. Aquí tiene señor.
-Joder… -Susurró Angel tras dar un trago-. ¡¡¡Maldita sea!!! –Exclamó a continuación dando un golpe en la barra, haciendo saltar al tabernero-. Ah... Prefiero no pensar cuanto tiempo voy a estar en este lugar. ¿Por qué me pasan estas cosas siempre a mí?
-Hace mucho que te tengo dicho que tú atraes los problemas. –Comentó Selene sorprendiendo al caballero.
-Vaya vaya... Mira quien tiene energía para dejarse oír. –Señaló Angel sonriendo y poniéndose más cómodo en el asiento-. ¿Cómo estás Selene?
-Estoy jodida. No sé qué demonios te hizo esa hidra además de lanzarte a otra realidad, pero a mí me ha dejado para el arrastre. –Aclaró Selene claramente molesta por el tono de su voz-. Mejor no te muestro el aspecto que tengo.
-¿Tan mal te ha dejado? –Preguntó Angel intrigado-. Es cierto que nunca te había notado tan débil, pero me gustaría ver una cara amiga.
-Apenas tengo energía, así que solo tú podrás verme. –Le aclaró Selene-. Pero antes de nada, prométeme que no te reirás.
-Tranquila compañera. Puedes confiar en mí. –Respondió Angel sonriendo.
-Eso es precisamente lo que me preocupa... –Susurró Selene preparándose para mostrarse.
Apenas unos segundos después, una esfera de energía se formó ante cerca de Ángel y en ella algo comenzó a tomar forma lentamente, hasta que Selene apareció ante su compañero.
- Ejem... Ejem... ¡¡¡Ha ha ha ha ha!!! –Comenzó Angel a reírse descontroladamente cuando observó a Selene, con un cuerpo humanoide de poco más de un metro de alto, que tenía dos pequeñas alas en su espalda.
-¡Te dije que no te rieras! –Exclamó Selene, saltando visiblemente molesta y seguidamente desapareciendo-. Ah... Debí prever que no podrías evitarlo.
-Ejem... –Carraspeó Angel recuperando la compostura e intentando difícilmente ponerse serio-. Discúlpame Selene, pero no esperaba verte casi como recién salida del huevo. Estabas más mona que intimidante.
-Ah... Lo sé, lo sé. Creo que no volveré a ser la de siempre, hasta que no regresemos a nuestro mundo.
-Mmm... Aunque seas invisible para todos... –Comentó Angel cruzándose de brazos con expresión pensativa-. ¿Podrías quedarte a la vista para mí?
-¿Eh? ¿Quieres que te acompañe como no más del grupo? –Preguntó Selene extrañada.
-Si es posible, por favor. Hazlo por mí. Si voy a estar una temporada aquí, prefiero estar bien acompañado.
-Mmm… Está bien. –Respondió Selene apareciendo nuevamente frente a él-. Está claro que esta vez estamos metidos en un buen lio.
-Que me vas a contar… -Susurró Angel rascándose la cabeza-. Busquemos a Joshua y después veamos que podemos hacer con el anillo de Tichonius en su casa.
Sin decir más, los dos salieron de la taberna y buscaron a Joshua por el pueblo, encontrándolo para variar, en el cementerio velando frente a la tumba de siempre.
-Estás aquí otra vez... –Expresó Angel colocándose a su lado y mirando detenidamente la lápida-. ¿De quién es esa tumba por la que tanto velas?
-Es de mi esposa... –Contestó Joshua sin apartar la mirada de la lápida.
Tras un tiempo aquí, y hacerme a la idea de que quizás no regresaría, empecé a ver a este pueblo como mi segundo hogar. Tiempo después conocí a Mimí, y antes de darnos cuenta, nos habíamos enamorado. Ella logró que me olvidará de todo, pero enfermó...
No pude hacer nada por ella, más que agarrarle la mano y llorar a su lado...
-Lo… Lo lamento, Joshua. –Expresó Angel sin saber cómo mirarlo-. Discúlpame si te hice recordar ese dolor.
-Descuida... –Susurró Joshua tocando la lápida y seguidamente volviéndose hacia Ángel-. Vamos. Aún tenemos mucho por hacer.
La casa de Tichonius como bien sabia Joshua, era la misma a la que previamente había enviado a Angel a inspeccionar el portal con la gema, así que una vez en la casa, el grupo buscó por todos lados donde podría estar la entrada secreta que se habría con el anillo. Con un poco de paciencia, poco tardaron en dar con una pequeña abertura en una de las estanterías de libros, donde el anillo encajaba perfectamente, y en cuanto Ángel insertó este, el grupo fue transportado a otra sala. Allí encontraron una llave y una nota que no entendían, así que nuevamente era necesario regresar con Alana para encontrar respuestas, donde como era ya habitual, la joven los esperaba.
-Veo que ya estáis reunidos. –Les indicó Alana mirándolos apenas entraron en la casa.
-Así es, y además encontramos la habitación secreta de Tichonius. –Le indicó Angel acercándose a ella-. Allí hallamos esta llave y esta nota, aunque no entendemos que dice.
-A ver. Dejadme ver. Mmm... Si... Reconozco estos caracteres. –Comentó Alana mirando detenidamente la nota y la llave-. Eran usados por Tichonius para las transmutaciones.
-¿Transmutaciones? –Preguntó Angel cruzándose de brazos-. ¿Me adelanto a los acontecimientos si digo que esta llave ha sido transmutada?
-Me sorprende que sepas del tema. –Señaló la joven mirando a Angel y seguidamente volviendo la mirada hacia la llave-. Bien. Puedo sentir que estás en lo correcto, así que dejadme que devuelva esta llave a su verdadero aspecto.
Diciendo esto, la llave comenzó a brillar en las manos de Alana y con fogonazo, adquirió la forma de lo que parecía una cruz dorada.
-Listo. Esto es... Diosa mía... –Exclamó Alana mirando sorprendida la cruz.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Angel intrigado-. ¿Qué tiene de especial esa cruz dorada?
-Esta cruz la fabricó Tichonius con magia y artes sagradas, para mantener en pie una poderosa barrera sobre un pueblo maldito, que hay al sur. –Respondió Alana entregándole la cruz a Angel-. Si os hace entrega de ella, significa que ocultó algo allí, que ahora tenéis que recuperar.
-Empiezo a sentirme como el chico de los recados... –Susurró Angel suspirando y agarrándose la cara-. Muy bien. ¿Cómo se supone que romperemos esa barrera con esto?
-Es muy fácil. –Contestó Alana sonriendo-. Solo tendréis que acercaros a la barrera y tocarla con la cruz. Venid a verme de nuevo, cuando recojáis lo que Tichonius os ha dejado.
Ya de camino hacia las ruinas…
-¿Todo esto no te recuerda a los viejos tiempos? –Le preguntó Selene a Angel.
-¿Te refieres a lo que ir de un lado para otro como si el resto del mundo no pudiera hacerlo? Ah… Solo me recuerda a mis días de cadete en la academia. –Respondió Angel sin aminorar la marcha.
-Vamos vamos. Por tu forma de decirlo, parece como si lo hubieras pasado mal, aunque ambos sabemos que no fue así. –Comentó Selene riéndose.
-Claro claro. –Replicó Angel negando con la cabeza-. Un día de estos a ver si me siento contigo y te explico la sutil diferencia entre tú y yo en cuanto a la percepción de la realidad.
-Que profundo. -Señaló Selene-. Mira, ese debe ser el pueblo, ya que dudo mucho que haya otro con una barrera invisible a su alrededor.
-Yo no veo nada que… ¡Auch! –Exclamó Angel al llevarse un latigazo de electricidad cuando se topó con la barrera.
-Parece que te has topado con la barrera que Alana mencionaba. –Señaló Joshua mirándolo.
-Que observador. –Respondió Angel mirándolo de reojo-. Veamos si esta cosa hace lo que se supone que tiene que hacer.
Diciendo esto, Angel sacó la cruz y lentamente la acercó a la barrera hasta tocarla, momento en que esta se hizo visible y segundos después se rompió en pedazos, como si fuera una cúpula de cristal que golpeaban.
-Vaya, ha funcionado. –Comentó Angel sorprendido.
-Por supuesto. –Señaló Joshua adentrándose en el pueblo-. No tenía ninguna duda de ello.
-Vamos, no lo dejes solo. –Le indicó Selene a Angel cuando este se quedó mirándolo en silencio.
Más que un poblado, el lugar resultó ser unas ruinas abandonadas, donde el aire era apenas respirable, y la superficie del terreno rezumaba algún tipo de líquido humeante y burbujeante que no invitaba en absoluto a ser tocado. Sin lugar a dudas, aquel lugar había sido presa de algún tipo de maldición, que había acabado no solo con todo rastro de vida, sino que hacía prácticamente imposible que pudiera habitarse de nuevo.
-No me extraña que este lugar fuera aislado del exterior. –Comentó Angel tapándose la nariz y mirando el panorama.
-Debemos dar lo antes posible con lo que Tichonius escondió aquí. –Señaló Joshua mirando a su alrededor-. Puedo notar como mis fuerzas decaen con cada segundo que pasa.
-Joshua tiene razón. –Añadió Selene-. Aquí hay algo que está absorbiendo la energía vital del lugar.
-¿Puedes dar con el centro de esa pérdida? –Le preguntó Angel.
-Creo que está por la parte norte del poblado así que ten cuidado. –Le indicó Selene tras detenerse unos segundos para percibir mejor la zona.
-Joshua. Vamos a aquella zona a inspeccionar. –Le indicó Angel a Joshua viendo que tenía intenciones de alejarse de él.
Al escuchar esto, Joshua regresó junto a Angel y ya juntos fueron a revisar, no tardando mucho en darse cuenta que sobre lo que parecía un pedazo de terreno rodeado de líquido infecto, se podía divisar un ataúd extrañamente bien cuidado.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Joshua extrañado apenas llegaron a su lado, ya que Angel se quedó mirando fijamente el féretro.
-Percibo una enorme maldad dentro de este ataúd. –Comentó Angel, observando Joshua como se le erizaba el pelaje.
-Mmm... Hemos venido hasta aquí por lo que hay dentro, así que no avanzaremos si no lo abrimos. -Señaló Joshua cruzándose de brazos.
-Joshua tiene razón. –Señaló Selene-. Ábrelo, y encaremos lo que haya dentro.
-Muy bien. Preparaos porque aquí vamos. –Expresó Angel abriendo el ataúd.
En el mismo momento que la tapa se abrió, una densa niebla comenzó a surgir del interior, arremolinándose alrededor de ellos y cubriendo la zona. Poco tardó el grupo en darse cuenta que la niebla era más de lo que aparentaba, ya que no tardó mucho en concentrarse en un lugar para comenzar a tomar forma. Fue cuestión de segundos que Angel y compañía se vieran inmersos en una pelea contra un vampiro, cuyas intenciones eran más bien la de hacerlos girones.
-Si lo mantienes ocupado durante un momento, podré usar algo que nos librará de él. –Le indicó Joshua a Angel.
-Más te vale que sirva de verdad, ya que los ataques físicos no parecen surtir mucho efecto. –Respondió Angel dando un sablazo y apartando al vampiro.
-Confía en mí. –Respondió Joshua entrelazando sus dedos ante el como si estuviera rezando.
-Eso es… Magia sagrada. –Señaló Selene mirando a Joshua y observando un halo dorado formándose a su alrededor.
Entonces mientras Angel mantenía entretenido al Vampiro como había acordado, Joshua concentró la energía sagrada que acababa de invocar entre sus manos, y recitando algunas palabras, creó una esfera que lanzó contra el enemigo, produciéndole un daño considerable que todos vieron claramente. El vampiro estaba muy debilitado tras ese ataque, y su resistencia y defensa había sido destrozada, por lo que el grupo atacó con cuanto tenía, logrando acabar con el sin demasiado esfuerzo.
-Joder... ¿Un vampiro? –Comentó Angel recuperando el aliento-. En mi mundo están prácticamente extintos.
-He he. Admito que eso me sorprendió. –Señaló Selene.
-Bueno, veamos que guardaba este chupasangre. –Comentó Angel mirando dentro del ataúd-. Aquí está... Diantres... Una llave y otra nota.
-Regresemos junto a Alana, para que nos traduzca la nota. –Le indicó Joshua tocándole el hombro y mirándolo.
-Si... Este lugar apesta. –Comentó Angel sacudiendo la cabeza y arrugando la nariz antes de tocársela-. Larguémonos de una vez.
Entonces ya en Vanilla cerca de la casa de Alana...
-¿Hace mucho que eres un Paladín? –Preguntó Angel mirando al frente, aunque la pregunta claramente iba para Joshua.
-Hace algunos años. –Contestó Joshua deteniéndose-. Supongo que no lo aparento.
-Ni de lejos. –Comentó Angel cruzándose de brazos y volviéndose hacia él para mirarlo de arriba a abajo-. Ni tu indumentaria ni tu arma dan a entender que lo seas.
-Muchas cosas han pasado desde que caí en este mundo… -Señaló Joshua ladeando la cabeza y mirada antes de reanudar la marcha y entrar en la casa.
-Ya hablara sobre su pasado cuando se sienta preparado. –Le indicó Selene a Angel, mientras este lo miraba alejándose.
-Supongo… -Susurró Angel rascándose la nuca-. Continuemos.
-Bienvenidos de nuevo. –Expresó Alana recibiéndolos-. ¿Que tenéis que contarme?
-Pues encontramos otra llave y otra nota, así que seguramente habrá que transmutarla de nuevo. –Le indicó Angel entregándosela.
-Alana. ¿En serio que no tenías idea de que tu maestro planeaba todo esto? –Le preguntó Joshua mirándola.
-Os aseguro que esta situación me ha cogido totalmente por sorpresa. –Aclaró Alana mirando a ambos-. También estoy descubriendo cosas de todo esto como vosotros.
-Está diciendo la verdad. –Le indicó Selene a Angel-. No percibo nada en su voz que indique que nos oculta alguna cosa.
-No te preocupes Alana. –Le señaló Angel para mantenerla tranquila-. Pues bien. Ya sabes que hacer.
Escuchando esto, Alana se puso manos a la obra con lo que en cuestión de segundos la llave se transformó en otra llave diferente.
-Listo. Oh. Sé de donde es esta llave. –Comentó Alana mirándola detenidamente.
-A ver... –Expresó Angel encogiéndose de hombros y negando con la cabeza-. ¿A dónde nos envía ahora tu difunto maestro?
-Si no me equivoco, esta es la llave que abre la puerta principal, del templo antiguo, que se encuentra al oeste del pueblo maldito que previamente visitasteis. –Comentó Alana entregándole la llave a Angel-. Mmm... Ese lugar se abandonó hace veinte años, según tengo entendido, tras desaparecer misteriosamente todos sus ocupantes.
¡Oh! Me acabo de acordar. Tichonius, una vez me dijo que en lo más profundo de ese templo, se encuentra una cámara con una gran cascada. Nunca se llegó a utilizar por la humedad del ambiente, pero había rumores de que allí se escuchaban susurros.
-Está claro que vamos a tener que inspeccionar esa recamara... –Susurró Angel mirando a Selene.
-He he, sí. –Respondió Selene sonriendo-. Vamos allá.
-Angel. –Expresó Joshua mirándolo-. ¿Podemos pasar por el cementerio antes de marcharnos?
-Claro. Sin problema. –Respondió Angel levantando el pulgar.
-Suerte chicos. –Les deseó Alana sonriendo afablemente y mirando a ambos-.Ya me diréis que tal os fue cuando regreséis.
Sin decir más, el grupo salió de la casa y se dirigió al cementerio donde Joshua al llegar, se acercó a la tumba donde siempre velaba.
-Mimí... Nuevamente tengo que marcharme, aunque quizás esta vez logre dar con algo que me ayude... –Expresó Joshua tocando la lápida-. Te hecho mucho de menos... Lo sabes. ¿Verdad?
En ese momento el tiempo en el poblado pareció detenerse, desapareciendo incluso todo sonido alrededor de ellos, y cuando el grupo miraba extrañado lo que ocurría, un haz de luz rasgó el cielo e impactó en el cementerio, mostrando poco después a una atractiva mujer, de cuya espalda brotaban unas hermosas alas de plumas blancas.
-¿Mimí? –Preguntó Joshua sorprendido mirando a la recién llegada.
-Sí, soy yo. Cariño, no te muevas, por favor. –Le indicó Mimí sonriendo delicadamente-. Hoy estoy aquí gracias a que el altísimo ha escuchado mis ruegos, pero no tengo mucho tiempo. En vida te amé más de lo que jamás nadie ha amado, y cuando me llegó la hora, me fui sabiendo que había sido amada y querida hasta el último momento. Joshua. Quiero que ayudes en todo lo que puedas a Angel. Gracias a él no solo podrás regresar a tu mundo, sino que además, con vuestra ayuda, el que fue mi mundo podrá ser salvado. El caos cada día que pasa, más y más fuerte se vuelve, envolviendo y corrompiendo todo lo que alcanza.
Angel. Sé que estás molesto por muchas cosas, pero ahora mismo, la ayuda de Joshua es lo que necesitas para regresar a tu mundo. Por favor. Cuida bien de él. Cuidad los dos bien de él.
Joshua. Te amo, siempre te he amado, y siempre te amaré. Te libero de la promesa que me hiciste, para que luches con todas tus fuerzas por regresar a tu mundo. Confía en mí. Te aseguro que algún día nos volveremos a encontrar...
Diciendo esto, Mimí le lanzo un beso a Joshua y seguidamente desapareció, regresando todo a la normalidad en el pueblo.
-Mimí... Te lo prometo. –Susurró Joshua cerrando los ojos y aparentando con fuerza sus manos-. Angel. No voy a preguntar por qué Mimí pareció mencionar que había alguien contigo, pero necesito que me prometas una cosa. Prométeme que me ayudaras a cumplir lo que Mimí ha dicho.
-Si para regresar a mi mundo y el tuyo, hay que acabar con el caos o quien sea, te aseguro que eso haremos. –Respondió Angel mirándolo muy seriamente-. Te doy mi palabra.
-Es cuanto necesitaba oír. –Reconoció Joshua mirándolo a los ojos-. Vámonos.
Nuevamente el grupo se puso en marcha, esta vez dirigiéndose al suroeste de las ruinas donde lucharon contra el vampiro. Allí encontraron un viejo castillo aparentemente abandonado, aunque tras entrar al usar la llave en la puerta principal, se toparon con el interior en mejores condiciones de las esperadas. Aun así, lo de abandonado no debía de aplicar para zombis, esqueletos andantes y fantasmas, ya que fue algo que encontraron en cantidad mientras inspeccionaban el lugar.
La primera y segunda planta estaban en buenas condiciones, pero cuando bajaron al sótano, ya el ambiente cambio radicalmente. Había destrozos por todos lados, cajas rotas y defectos en cada rincón. Sin lugar a dudas en aquel lugar alguien no tuvo un buen día, aunque curiosamente, se toparon con un alma en pena que amablemente les alquilaba su cama para descansar por unas pocas monedas.
-¿En serio? ¿Quién demonios sería tan insensato de echarse una siesta en este lugar con todos esos monstruos pululando? –Pensó Angel cuando escuchó el ofrecimiento.
Continuaron buscando y mientras que Angel y Joshua repartían a diestro y siniestro con todo lo que se encontraban, Selene parecía estar disfrutando de la inesperada aventura en la que había acabado metida. Era incuestionable que Angel y ella habían pasado por infinidad de cosas en todos los años que llevaban juntos, pero ya fuera por estar en otro mundo, o por otra razón que ella aun no entendía, ahora se sentía aún más cercana a su compañero, y quizás por ello estaba más feliz de lo habitual de estar a su lado.
La búsqueda finalmente dio con la entrada a lo que parecía un sub sótano, y cuando se adentraron por las escaleras, llegaron a una sala que a su vez servía de entrada a una enorme gruta, donde una laguna subterránea alimentada por una cascada, rodeaba una plataforma en la que un encapuchado aguardaba.
No había que ser muy listo para darse cuenta que aquello olía a problemas, así que los tres se acercaron con la guardia en alto.
-Ya me da cosa preguntar... –Expresó Angel subiendo a la plataforma, pero manteniendo las distancia con el encapuchado.
-Os conozco… -Susurró el encapuchado cuyo rostro no era visible bajo la capucha.
-¿Cómo es eso de que nos conoces? –Le inquirió Angel agarrando su espada-. Vamos. Habla.
- He... He... Habéis venido a por la primera de las Llaves Sagradas, ya que la necesitáis para regresar a vuestro verdadero mundo. –Respondió el encapuchado sin moverse en absoluto.
-Algunos parece que solo aprenden por las malas. –Expresó Angel tensando su cuerpo preparándose para atacar-. Ahora verás.
Diciendo esto, Ángel se lanzó contra el encapuchado, y en cuestión de unos pocos segundos, ambos intercambiaron golpes a enorme velocidad. El sonido de metal contra metal resonaba por toda la cueva, y entonces sin esperarlo sus amigos, el caballero fue lanzado hacia atrás.
-Auch… -Se quejó Angel con expresión de dolor.
-¿Estás bien? –Le preguntó Joshua mirándole de la cabeza a los pies por si estuviera herido.
-Sí, de maravilla... –Contestó Angel sacudiendo la cabeza-. Ese bastardo contratacó cada uno de mis golpes, casi tan rápidamente como yo los ejecutaba.
-Solo a ti se te ocurre atacar a un enemigo, sin valorar las posibilidades. –Le reprendió Selene dándole un empujón.
-He he... Ese fue un buen ataque, aunque hasta un niño lo detendría. –Expresó el encapuchado extendiendo los brazos-. Vamos. Venid a por mí si queréis la llave.
-Vamos a sacarle a golpes, la información a este desgraciado. –Exclamó Angel provocando que Selene y Joshua le ayudaran a rodearlo.
En cuanto el encapuchado se vio cercado, rasgó sus vestiduras mostrando su verdadero aspecto, que era el de algún tipo de mujer con alas membranosas, aunque su aspecto indicaba algo extraño que ninguno de ellos entendía.
Los tres se lanzaron al ataque, y mientras Joshua lanzaba hechizos sagrados, Angel y Selene se concentraban en ejecutar acometidas elementales, ya que para variar, los ataques físicos básicos, poco daño provocaban. Con esto, poco a poco aplicando esta mecánica que parecía funcionar, los tres lograron que el combate no se alargara demasiado, hasta que por fin su enemigo cayó de rodillas agotado.
-Empieza a hablar, o continuamos sacudiéndote. –Le aclaró Angel apuntándole con su espada.
-Ilusos... –Susurró el encapuchado sin apenas moverse-. ¿Acaso pensáis que mi señor permitirá que sigáis avanzando? Tanto esfuerzo... Tanto esfuerzo es fútil ante la voluntad del caos.
-¿¡Puede alguien explicarme de una condenada vez, que es ese caos que parece dominar este mundo!? –Exclamó Angel fuertemente, sorprendiendo a todos los presentes.
-Inaudito... –Expresó el encapuchado negando con la cabeza-. Enfrentando algo que ni siquiera conoce. Solo a alguien como tú se le ocurriría...
En ese momento, a la izquierda y derecha de la plataforma, dos enormes cristales aparecieron flotando en el aire, y lentamente comenzaron a iluminarse.
-¡No! ¡Aun no! –Exclamó el encapuchado mirando los cristales como brillaban cada vez más y un zumbido crecía-. ¡Mi señor, dadme otra oportunidad!
Pero los cristales continuaron iluminándose hasta que finalmente se encendieron por completo y comenzaron a vibrar.
-¡Malditos seáis por humillarme ante mi señor! –Exclamó el encapuchado incorporándose-. ¡Yo os maldigo desde lo más profundo de mi alma negra!
En ese momento brotó un haz de luz de ambos cristales, que impactando en el encapuchado provocó que este se retorciera hasta quedar transformado en una esfera negra que quedó inerte en el suelo, lo que cogió por sorpresa a Ángel y compañía.
-¿Qué es esta esfera negra? –Preguntó Angel intrigado tocándola con la punta de su espada y comprobando que era sólida como una roca.
-No lo sé, pero no siento ningún tipo de energía emanando de ella. –Comentó Joshua agachándose y mirándola detenidamente-. Es extraño... Si no sonara absurdo, diría que es oscuridad solidificada.
-En cuanto regresemos con Alana, quiero que los dos me lo contéis todo sobre ese "Caos". –Le indicó Angel a Joshua mirándolo fijamente.
-Descuida. –Respondió Joshua incorporándose y devolviendo la mirada-. Te diremos lo que sabemos.
En ese momento bajo un haz de luz, apareció un cofre al fondo de la sala, así que Angel se acercó a este y abriéndolo encontró lo que debía ser la primera de las llaves sagradas, aunque era más bien como un pedazo de roca cristalina. Joshua se aproximó a Angel observando la incredulidad que este mostraba, y tras inspeccionar el objeto corroboró que eso era lo que buscaban, así que era momento de regresar con Alana.
-Bienvenidos de nuevo. –Le indicó Alana recibiéndolos en su casa-. Me alegra ver que habéis regresado sanos y salvos.
-Quiero que tú y Joshua os sentéis ahora mismo, y me contéis sin omitir nada, que sabéis del caos. –Le exigió Angel mirándola con cara de pocos amigos.
-Está bien… -Susurró Alana sorprendida mirándolo.
Diciendo esto, todos tomaron asiento y aguardaron expectantes que Alana explicara cuanto sabía.
-Te contaré lo que yo sé. –Expresó Alana sentándose frente a ellos y mirándolos-.
Hace veinte años, un gran meteorito colisionó contra una isla al sureste, borrándola por completo del mapa, y generando un gran maremoto que arrasó buena parte de las costas. Cuando el mar se retiró, además de la destrucción ocasionada, dejó unas extrañas piedras negras por todos lados, muy parecidas a fragmento de obsidiana. La gente empezó a cogerlas, a guardarlas, a usarlas, e incluso llegaron a identificarse como una versión súper refinada de la obsidiana. Pero... Las cosas empezaron a cambiar de forma extraña, en la siguiente semana. La gente empezó a cambiar.
-¿Cómo que empezaron a cambiar? –Preguntó Angel intrigado-. Explícate.
-La personalidad o mejor dicho, la forma de comportarse de algunos, se volvió errática, incluso agresiva o intratable.
Al mismo tiempo, todas las piedras negras que se habían recogido, fueron desaparecieron misteriosamente, al tiempo que el número de casos de personas afectadas crecía. No se tardó mucho en descubrir, que las personas afectadas por aquel extraño mal, habían tenido piedras negras cerca durante al menos un par de días, por lo que se dedujo que estas tenían algo que ver. Cuando finalmente se descubrió, que las piedras negras al llegar la noche, tomaban vida propia, la situación se había salido por completo de control. Las susodichas piedras resultaron ser algún tipo de energía oscura solidificada, que no solo infectaba a todo aquel que estuviera cerca, sino que además en las noches, entraban poco a poco en sus cuerpos. Tichonius logró hacerse con una de las últimas piedras antes de que todas desaparecieran, y tras hacerle varias pruebas, descubrió que era algún tipo de entidad aberrante.
Dos semanas después, de la caída del meteorito, y habiendo desaparecido todas las piedras, menos la que Tichonius guardaba, el caos llegó. Todos los afectados comenzaron a transformarse en horrendos seres, que atacaban a todo aquel que hubiera cerca, fueran o no conocidos. Hubo cientos de muertos y miles de heridos, pero eso no fue más que el comienzo. Todos los fallecidos por estos ataques, volvieron a la vida tres días después, y los heridos se transformaron en monstruos que agravaron la situación. Entonces Tichonius se encerró en su laboratorio en la búsqueda de un antídoto o solución, pero ocurrió un accidente, y el mismo se vio afectado.
Trabajó tanto como pudo en la búsqueda de una cura, pero viendo que su tiempo se acababa, lo preparó todo para marcharse.
-Así que esa es la razón por la que Tichonius se marchó. –Dedujo Angel cruzándose de brazos-. Pero eso no me aclara nada. ¿Alguien sabe que es el caos realmente o que es lo que lo ocasiona?
-No… –Respondió Alana negando con la cabeza-. Lo único que hasta ahora sabemos, es que esas piedras negras no afectan a todo el mundo... Es como si algunos fueran inmunes a su efecto. Si tuviera una de esas piedras, quizás podría terminar la investigación de mi maestro.
-Creo que sabemos dónde encontrar una piedra de esas. –Comentó Joshua mirando a Alana-. El último monstruo que derrotamos, se transformó en una esfera negra.
-¿¡En serio!? –Exclamó Alana sorprendiendo a todos-. ¡Tenéis que traérmela para estudiarla!
-Ah…Está bien. –Expresó Angel llevándose una mano a la cara y negando con la cabeza-. Iré a buscarla. Quizás así puedas descubrir algo.
-¿Vas a ir tu solo? –Preguntó Joshua extrañado.
-Ya limpiamos ese sitio, así que me vasto para esta tarea. –Respondió Angel incorporándose-. Tú quédate aquí y protege este lugar por si ocurriera algo.
-Está bien... –Susurró Joshua bajando la mirada.
-Angel. Te voy a dar una cosa para que puedas traer esa piedra sin riesgo. –Le indicó Alana incorporándose-. Dame un momento.
Diciendo esto, Alana se dirigió a una de sus estanterías y agarrando una botella pequeña cuyo contenido cambiaba de color, se la entregó a Angel.
-Vierte el contenido de esta botella sobre la roca, y así podrás cogerla sin riesgo alguno. –Le indicó Alana mirando la botella en las manos del caballero.
-¿Seguro que esto funcionará? –Preguntó Angel no muy seguro de lo que tenía ente manos.
-Si. –Respondió Alana mirando a los ojos de Angel-. No tengo la menor duda.
-Muy bien, en ese caso ya me voy. –Expresó Angel mirando de reojo a Joshua y seguidamente dirigiéndose a la salida.
-Tened cuidado. –Expresó Alana viéndolo salir.
Ya de camino al castillo…
-Creo que Joshua no se tomó bien que lo dejara en casa de Alana. –Comentó Angel viendo a lo lejos el castillo.
-¿Tú crees? –Replicó Selene mirándolo de reojo y deteniéndose.
-¿Qué? –Preguntó Angel volviéndose y mirándola.
-En serio que a veces eres un desastre para ciertas cosas. –Respondió Selene encogiéndose hombros y negando con la cabeza-. Es normal que Joshua se sintiera mal por quedarse, ya que no tengo ninguna duda que aunque se sienta fuera de lugar contigo, tú ahora mismo eres su mejor oportunidad de regresar a su mundo.
-¿Y? No es como si le hubiera dado una patada y mandado a tomar viento. Volveremos por él. –Alegó Angel reanudando la marcha.
-Suspiro-. ¿Qué voy a hacer contigo? –Susurró Selene siguiendo a su compañero.
Selene y Angel continuaron hasta el castillo y cuando finalmente llegaron frente a la esfera negra…
-Ya estamos aquí otra vez... –Expresó Angel agarrando la empuñadura de su espada y mirando a su alrededor.
-¿Qué ocurre? –Preguntó Selene extrañada.
-Tengo la sensación de que no estamos solos en... –Fue a contestar Angel cuando se abrió a varios metros de ellos un portal oscuro, del que salió un joven de engalanado aspecto.
-Sabía que tarde o temprano pasaríais por aquí de nuevo. –Comentó el joven mirando fijamente a Angel con sonrisa burlona.
-¿Quién diantres eres tú ahora? –Preguntó Angel visiblemente molesto.
-Mi nombre es Estefano, y tengo ordenes de mi señor de daros una pequeña lección, por meteros donde no os llaman. –Contestó el recién llegado alzando los brazos y brillando sus manos-. ¡Arriba mi esbirro! ¡Álzate de nuevo y cumple con mis deseos!
Con estas palabras la esfera negra comenzó a cambiar de forma, adoptando lo que parecía la silueta de una mujer con una espada.
-Aquí vamos de nuevo. –Expresó Angel sacando su espada y mostrando los colmillos sintiendo la inminente amenaza.
Sin mediar palabra, el nuevo enemigo se lanzó contra Angel y Selene, que en seguida se dieron cuenta que era mucho más fuerte que la vez anterior.
-¿¡Qué carajo es esta cosa!? –Exclamó Angel contratacando con su espada cuanto ataque recibía, ya que el enemigo era como un sombra sólida.
-Este es un buen momento de liquídalo primero y pregunta después. –Comentó Selene dando varios zarpazos y llamaradas al enemigo.
La lucha continuó durante varios minutos más sin apenas cambios, cuando sin esperarlo, la velocidad de la sombra comenzó a descender.
-Ah… Ah… Este bastardo está dando más trabajo de lo esperado. –Comentó Angel resoplando, al tiempo que se protegía de un ataque.
-Tú sigue golpeando. –Replicó Selene, lanzando varias bolas de fuego-. Siento que ya empieza a debilitarse.
Estuviera Selene en lo correcto o no, Angel continuo atacando con cuanto tenia, y afortunadamente, no mucho después, la sombra comenzó a sacudirse y a encogerse hasta que regreso a ser otra vez una esfera inerte en el suelo.
-Que decepción... –Expresó Estefano encogiéndose de hombros y llevándose una mano a la cara-. Si es que los esbirros ya no son como antes. Pero bueno... –Expresó a continuación al tiempo que chasqueaba los dedos y abría un portal a su espalda-. Tengo muchas más cosas que hacer, como por ejemplo seguir extendiendo caos en nombre de mi señor.
-¡Oye tú...! –Exclamó Angel intentando detenerlo pero Estefano desapareció por el portal-. Carajo... ¿Es tanto pedir un poco de atención? Joder.
-Un enemigo normalmente no te dará explicaciones. –Comentó Selene sonriendo.
-Supongo que tienes razón... –Expresó Angel guardando su espada y seguidamente mirando la piedra negra-. Empiezo a estar hasta los mismísimos de todo este asunto...
-He he. No te lo tomes tan a pecho, y rocía esta cosa con lo que Alana te dio. –Le indicó Selene dándole varias palmadas en la espalda.
Sin perder más tiempo, Angel descorchó la botella y derramo el contenido sobre la piedra, produciéndose una reacción inmediatamente, que tras un fogonazo, cambió el aspecto de la piedra.
-Se ha vuelto a transformar. -Expresó Angel agachándose y mirando la piedra que ahora tenía un tono rojizo con luz pulsante.
-Pues cógela y pongámonos en marcha. Toca regresar con Alana. –Comentó Selene mirándolo.
-Suspiro-. Apenas hemos empezado y ya estoy hasta los cojones de ir y volver, como si fuera un mensajero. –Señaló Angel guardando la piedra y emprendiendo el camino de regreso.
-He he. Estoy segura de ello. –Pensó Selene sonriendo mirándolo y arrimándose más a él.
Ya en casa de Alana…
-Bienvenido de nuevo. –Expresó Alana apenas Angel entró-. Me alegra ver que regresas sano y salvo tras irte tu solo.
-Pues casi no regresó. –Comentó Angel rascándose la nuca.
-¿Qué fue lo que pasó? –Preguntó Alana intrigada.
-Digamos que no éramos los únicos interesados en recuperar esa piedra. Se nos apareció un tal Estefano que...
-¿Estefano? No puede ser... –Susurró Alana con expresión pensativa-. ¿Era un joven de atractivas facciones?
-Podríamos decir que si... –Respondió Angel mirándola de reojo-. ¿Sabes quién es?
-Es posible que sea el discípulo de Tichonius, pero... Está muerto. –Respondió Alana mirando a Angel.
-Pues te aseguro que ese Estefano se veía muy vivo. –Replicó Angel cruzándose de brazos.
-Mmm... Pensaré en ello, pero de momento tenemos cosas que hacer. –Señaló Alana cambiando a su actitud, y volviendo a estar animada-. Quizás de con alguna respuesta si estudio la piedra, así que dámela junto con el anillo de Tichonius, para que empiece a trabajar en ella.
-Aquí tienes. –Le indicó Angel haciéndole entrega de lo que le habían pedido-. ¿Para que necesitas el anillo?
-Me voy a trasladar a la casa de Tichonius, ya que allí hay mejores herramientas e ingredientes. –Respondió Alana guardando lo que Angel le había dado.
-Entiendo. ¿Dónde está Joshua? –Preguntó Angel mirando a su alrededor-. Voy a emprender el viaje para encontrar la segunda llave sagrada, y me gustaría que me acompañara.
-Joshua se te ha adelantado. –Respondió Alana sonriendo-. Él ya se fue hacia el oeste para ir adelantando la búsqueda, ya que mientras estabas fuera, encontramos una pista más en uno de los libros de Tichonius.
-Le dije que esperara aquí por lo que pudiera pasar... –Expresó Angel llevándose una mano a la cara-. Ah... Está bien. Me dirigiré hacia el oeste y lo buscaré a él y a la llave.
-No te enfades con él, ya que solo quiere ayudarte. –Le pidió Alana mirándolo a los ojos-. Ten cuidado en tu viaje, y venid a verme en cuanto tengáis la siguiente llave, puesto que yo tardaré con el análisis de la piedra.
-Pues entonces mejor me pongo en marcha ya. –Le indicó Angel dirigiéndose hacia la salida, pero deteniéndose apenas sujetó el pomo de la puerta-. Ten cuidado mientras estamos fuera.
-Descuida. –Respondió Alana sonriendo y despidiéndose con la mano-. Os deseo toda la suerte del mundo.
Con esto, Angel y Selene se pusieron en marcha hacia el oeste, donde empezaba una nueva búsqueda.
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