
La luz fluyó toda la noche y a la montaña cubrió con su musgo, porque el verde es el color de la vida. Arropó durante la eternidad, cuando el tiempo aún no existía y la vida sopló sobre la tierra trayendo del viento a los seres que vieron más allá de la oscuridad.
Los silenciosos, de secretos ominosos, que susurran a las mujeres el día en que sus niños nacerán, pues no existe mayor dicha para éstos que la vida.
Sangre vegetal recorriendo las venas de la tierra, sangre animal recorriendo las venas de sus cuerpos.
Un cielo plagado de estrellas, se derrite por las mañanas y sus luces caen para fundirse con el verdor de las montañas, de los ríos, de los mares, llegando hasta el vientre mismo, en donde todo dio inicio.
Se habla de un joven que poseía la mano izquierda de dios, de grandes poderes. Daba vida con el pincel de su mano, y al difuminar de negro sus siluetas, las criaturas se levantaban y andaban con el aliento de la vitalidad.
De horrores fue advertido, en rechazos incluido. Al fin, pudo vendar su mano izquierda, la que vida daba, y guardó su don.
Pero sus poderes lo alcanzaron, y encomendado, cierto hombre cruzó la montaña para salvar su corazón; desató cintas de papel, dio al joven de beber de la luz hasta que liberada, la anciana de días pudo sonreír.
Desde ese día, no se ha vuelto a escuchar otro rumor, sobre el joven que poseía la mano izquierda de dios.
Art ©
Image is not mine.
Los silenciosos, de secretos ominosos, que susurran a las mujeres el día en que sus niños nacerán, pues no existe mayor dicha para éstos que la vida.
Sangre vegetal recorriendo las venas de la tierra, sangre animal recorriendo las venas de sus cuerpos.
Un cielo plagado de estrellas, se derrite por las mañanas y sus luces caen para fundirse con el verdor de las montañas, de los ríos, de los mares, llegando hasta el vientre mismo, en donde todo dio inicio.
Se habla de un joven que poseía la mano izquierda de dios, de grandes poderes. Daba vida con el pincel de su mano, y al difuminar de negro sus siluetas, las criaturas se levantaban y andaban con el aliento de la vitalidad.
De horrores fue advertido, en rechazos incluido. Al fin, pudo vendar su mano izquierda, la que vida daba, y guardó su don.
Pero sus poderes lo alcanzaron, y encomendado, cierto hombre cruzó la montaña para salvar su corazón; desató cintas de papel, dio al joven de beber de la luz hasta que liberada, la anciana de días pudo sonreír.
Desde ese día, no se ha vuelto a escuchar otro rumor, sobre el joven que poseía la mano izquierda de dios.
Art ©

Image is not mine.
Category All / All
Species Unspecified / Any
Size 500 x 500px
File Size 65.8 kB
Comments