Here it is. The Fan Fiction where I wrote my story and my characters.

The problem is that it is written in Spanish. I'm really sorry for all users who can't understand this. Hopefully in the future I can translate this story.

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Aquí está. El Fan Fiction donde escribí mi historia e inventé mis personajes. Es una historia que hice hace algunos años, reescrita para hacerla más corta y mejor con mis personajes. Tiene un comienzo algo lento, pero a todos los que lo han leído les han encantado los capítulos finales. Nada más que decir. Éste es el prólogo e iré subiendo los capítulos conforme los vaya terminando. En total son 7 capítulos, no muy largos. Espero que os guste. :D

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Prólogo

Atardecía. Las cálidas e inocentes aguas del océano reflejaban el esférico sol que poco a poco iba descendiendo para dejarse de ver en el horizonte. Era un atardecer tranquilo, magnífico para relajarse tras una larga travesía.

Mi nombre es Jak, un Clawitzer, o también conocido como el amorfo del brazo si deseáis uniros al grupo de comediantes que tanto les divierte burlarse de mi extremidad. Ya habrá tiempo para detallar toda mi historia, pero para no movernos a ciegas, sabed que pertenezco a un grupo consolidado de rescatadores pokémon que opera en los alrededores de el Continente Agua. Como era habitual, ese día habíamos salido en una de nuestras numerosas expediciones, navegando en el basto pero agradable océano.

Me acompañaban en mi viaje dos de mis compañeros de equipo. Por un lado teníamos a Marina, una joven lapras que es bastante tímida y, a pesar de todo lo que hemos vivido, se sigue sintiendo bastante insegura. Por el otro lado nos encontrábamos con Kaleo el Pelipper. Es importante recalcar el “Él”, pues su gran orgullo resplandecía por lo claramente opuesto que era comparándose con el carácter de Marina. Pero a pesar de ello, Tanto Kaleo como Marina eran valientes y leales cuando la situación así lo requería.

Como ya he dicho, éramos rescatadores, y cada uno de nosotros teníamos una cualidad que hacía funcionar el equipo. Marina, por ejemplo, solía encargarse de llevar en su caparazón a los pokémon malheridos. Yo, gracias a mi cañón, me ocupaba de protegerles ante cualquier peligro que surgiera durante las expediciones. Y gracias a la fantástica vista rastreadora de Kaleo éramos capaces de encontrar cualquier ubicación o pokémon que hubiera a nuestro alrededor, por muy rebeldes que estuvieran las aguas.

Aún faltaban tres miembros más del equipo por presentar, pero éstos se quedaron en tierra firme con otros quehaceres.

-¿Qué tal vas ahí arriba, Kaleo? ¿No quieres descansar un rato de tanto volar?

-Mm... Lo haría encantado si no fuera porque cierta lapras me lo ha impedido.

-Ya te dije que no me gusta nada que te poses sobre mi cabeza. Puedes descansar en el caparazón.

-Je. En el caparazón... Ya sabes que necesito estar en lo más alto, pequeña, pues sin mi inigualable vista no llegaríais a ninguna parte. Además, ahí detrás ya está Jak. Mírale, está tan frito que en cualquier momento podría pellizcar a cualquiera como tenga una mala pesadilla.

-Pues no le culpo. No tiene nada de malo descansar y ahorrar las energías para el trabajo. El viaje está siendo tranquilo.

-Vaya... ¿He dicho que está frito? ¿Y si le damos un bocado a ver cómo sabe?

-¡Kaleo!

-Que era una broooma. Demonios... Llevamos horas navegando y no hemos parado siquiera a almorzar un poco.

Un pequeño trueno se hizo escuchar no muy lejos de nuestra ubicación. Sonó lo bastante fuerte como para que actuara de despertador y pusiera el punto y final a mi corta siesta a lomos de Marina. O quizás fue el gran sobresalto que pegó Marina tras el trueno lo que me despertara, haciendo que caiga irremediablemente al agua.

-¿Q-qué ha sido eso? -Fue lo primero que exclamé tras salir de nuevo a la superficie.

-Un vulgar trueno... Y por lo que veo Marina les sigue teniendo miedo.

-¿Y... Y qué si les sigo teniendo miedo? Te recuerdo que los tres somos de tipo agua. Si un rayo nos alcanzara aquí y ahora, que estamos en mitad de la nada, sería horrible. Y mírame, yo soy la más grande de nosotros tres, de caer un rayo seguramente me caiga a mí. Qué suerte tenéis...

-Cálmate Marina, que estás temblando. -Quise tranquilizarla como pude- Ya sabes que hemos estado en tormentas peores y nunca nos ha ocurrido nada. Pensé que ya lo habías superado.

-Bueno, en algo sí que tiene razón ella.

-¿Eh? ¿En qué?

-En que es la que está más gorda de los tres.

-¡Yo no lo he dicho así!

-Kaleo, ya puedes volar bien lejos porque la que te va a caer.

De nuestra espontánea pero divertida conversación no nos dimos cuenta del cambio tan repentino que los vientos habían iniciado a nuestro alrededor, levantando enormes olas que poco a poco se fueron haciendo más difíciles de sortear. De pronto, la seriedad volvió a asentarse en el ánimo de los tres.

-Esto se pone feo. Nunca antes había visto un cambio como éste -murmuré sin demasiada confianza en que me hubieran escuchado mis compañeros. -¡Kaleo! ¿Qué ves?

-Nada bueno, apenas distingo ya el horizonte. Deberíamos regresar a la ciudad porque esto empeora.

-Chicos, algo me impide nadar bien. Noto una fuerte corriente que me arrastra hacia la tormenta.-Intervino Marina.

-Ya, yo también lo noto. -Quise añadir. -Podríamos bucear, pero dejaríamos a Kaleo a solas.

Antes de que Kaleo pudiera responder con alguna de sus ingeniosas frases, a nuestras espaldas, una descomunal y terrorífica columna de vapor y agua emergió de entre las furiosas olas, dispuesto a engullirnos a los tres en lo más profundo y oscuro del océano sin ningún tipo de compasión.