
Capitulo 2
Daoru
Cuando me dijeron que me llevarían a un cuartel, imaginaba una gran cantidad de edificios de una sola planta color verde cemento con franjas o manchas de tono verde oscuro. Imaginaba el área como un desierto sólido, múltiples campos de obstáculos o de minas, y todo rodeado por una cerca muy alta, tal vez electrificada, para así no dejar salir a nadie. Pero al pasar por la puerta, me llevé una gran sorpresa.
En efecto, había varios edificios, pero tenían aproximadamente cuatro o cinco niveles de altura. Habían otros de solo dos o un nivel, y solo uno destacaba por tener muchísimos más niveles que todos los demás. Los edificios tenían colores variados, de los cuales la mayoría eran de tonalidades claras. Se veían las calles pavimentadas, uno que otro árbol entre las pequeñas calles, y el ambiente era realmente fresco. El sol no se sentía muy fuerte, y el aire corría libremente. Aún para tener muchos edificios, se podía ver claramente que no era una ciudad (si es que lo era) grande.
Como la puerta por donde salimos estaba muy alta, bajamos por una escalera no muy empinada. Esta antigua, pero aún así muy resistente, elaborada por un tipo de piedra opaca.
Durante el trayecto de la escalera, pude también observar los alrededores de la ciudad. A la derecha había un gran lago, el cual se veía de color azul con ciertos resplandores del agua. A la izquierda un bosque, el cual comenzaba con pocos árboles, pero después la cantidad de árboles aumentaba en exceso, mostrando la cima de un pequeño edificio en medio de este. No podía ver lo que había detrás de la ciudad, pero por enfrente había un gran valle o jardín con múltiples flores. Alrededor de todo esto, una gran pared de piedras se levantaba.
-Aunque no lo creas, este lugar se encuentra en el cráter de un volcán- Dijo Blitzkrieg mientras bajábamos las escaleras –Y esas paredes que rodean la ciudad son parte del cráter-
-¿En el cráter de un volcán?- pregunté exaltado –Eso es muy arriesgado… ¿qué no?-
Rió un poco, y después contestó.
-Este volcán, donde lo vez, es artificial. Fue creado por uno de los pioneros de este cuartel, hace ya más de quinientos años-
¿Artificial? ¿Creado por una persona? ¿Era cierto eso? Debió haber sido alguien muy importante.
-Él… ya murió, ¿verdad?-
Después de preguntar eso, Blitzkrieg rió y se tranquilizó después de un rato.
-Si, hace mucho de eso. No creas que por ser tan fuerte también va a ser inmortal-
Ahora que lo decía de esa forma, me di cuenta que fue una pregunta tonta.
-Como puedes observar desde aquí, ahí abajo nos espera alguien, quien será el que me va a remplazar como tu guía en este lugar- señalando hacia abajo.
Y en efecto, alguien se encontraba abajo, recargado en uno de los barandales de las escaleras.
-Pero antes de irme, te daré un leve resumen de lo que es vivir en este lugar. Cada uno tiene su propio departamento, donde tienen todo lo indispensable para vivir, incluyendo comida. Cada semana se volverá a llenar tu alacena sin que te des cuenta, así que no tendrás por qué preocuparte por comida. El hospedaje, comida, agua, luz y otras cosas que se encuentren dentro de tu apartamento no tienen costo, pero reparaciones y cosas que compres en las tiendas se cobrarán cada mes a tus padres-
Mientras decía todo eso, hacía notas mentales para no olvidarlo, cosa que estaba seguro que no me iba a funcionar.
-Las clases comúnmente comienzan a las 7 y terminan a las 12, volviendo a comenzar a las 3 para terminar a las 6. Durante la mañana llevarás las clases esenciales, y durante la tarde tomarás clases para dominar tu habilidad-
Oww… De 7 a 12, y después de 3 a 6. Iba a ser muy pesada esa jornada.
-Con el tiempo te acostumbrarás- me dijo mientras ponía su mano en mi cabeza y bajábamos el último escalón.
Quien nos estaba esperando abajo era un lobo, de la misma edad que la mía, podía calcular.
-Buenos días- dijo el muchacho a Blitzkrieg y a mi.
-Buenos días- le contestó Blitzkrieg –Ryo, se su nombre es Daoru- señalando al lobo –, será quien te guíe a tu apartamento. Y Daoru, Ryo es a quien guiarás hasta su departamento- le dijo señalándome –Muchas gracias por ayudarme con esto-
-Encantado de conocerte Ryo- dijo Daoru con un tono optimista –Y no hay problema, es solo un pequeño favor-
-Bueno, tengo que irme Ryo, tengo unos asuntos que atender- decía mientras ponía un rostro de aburrimiento –Te lo dejo a cargo Daoru. Pobre de ti que me entere que le pasó algo a este muchacho sin siquiera pasar una noche aquí-
-No hay problema, estará bien- respondió Daoru con tono firme y golpeándose en el pecho una vez.
Blitzkrieg se despidió de nosotros, y emprendió camino por una de las pequeñas calles que había, dejándonos a Daoru y a mí solos.
Durante el camino a mi nuevo hogar, Daoru me explicaba muchas de las normas que regían ese lugar. Eran demasiadas las que me nombraba y no estaba seguro si todas las aprendería en ese momento. No sabía si me estaba diciendo todas, o nada más aquellas de las que se acordaba.
Al poco tiempo, después de que se aburriera de decirme las reglas (al menos eso pensé), comenzó hablarme sobre algunos lugares que podían interesarme o serme de ayuda. Me dio una pequeña descripción del bosque y del lago que se encontraban a cada lado de la pequeña ciudad. También me explicó que, detrás de la ciudad, había un gran laberinto. Su acceso era prohibido para la mayoría, dejando solo entrar a los que eran clasificados como Guardianes Espirituales.
Cada puesto de comida en que pasábamos me decía sus características, si era buena y/o barata, y qué tipo de alimentos podría encontrar en cada una. Tiendas de libros también habían por montones, y un parque tuvimos que cruzar para seguir por nuestro camino.
Aproximadamente tardamos media hora para llegar a nuestro destino. Lo que más me cansó fue el subir las escaleras, porque “casualmente” mi departamento se encontraba en el último piso del edificio. Al abrir la puerta me llevé una pequeña sorpresa al ver su interior.
Una pequeña sala, separada solo por una mesa de lo que sería una pequeña cocina, con una estufa, un microondas y un refrigerador. Una pequeña habitación y su baño estaban aparte. Sobre la única cama de mi habitación había dos maletas.
-Creo que esas dos maletas son tuyas- dijo Daoru.
-¿Mías? ¿Cuándo las mandaron?- pregunté confundido
-Estoy seguro que justo después de que llegaras a aquí- dijo mientras pensaba un poco.
-¿Cómo pudo ser posible que las maletas llegaran antes que yo?-
-Las maletas son traídas por otro ser, mientras que para el invitado es común que se le dé un pequeño recorrido antes de llegar a aquí- mencionó mientras regresaba a la puerta.
-Estem… ¿y ahora qué sigue?- pregunté antes de que Daoru saliera por la puerta del frente.
Daoru me observó por un tiempo, volteó a ver a diferentes partes de la cocina y sala, y por último volvió a verme.
-Creo que será conveniente que saques tus cosas de las maletas y las acomodes. Tienes el resto de este día y todo el día de mañana para terminar de instalarte y aventurarte- dijo mientras sonreía –Yo estoy instalado exactamente en el piso de abajo-
-¿Fue por eso que aceptaste traerme hasta acá?-
-En parte- dijo desviando la mirada y pensando un poco –Bueno, dejé las llaves en la mesa de la cocina. Cuídate Ryo, hasta pronto-
Daoru se despidió rápido de mí y salió cerrando la puerta con delicadeza, dejándome en la habitación solo con mis dos maletas.
Aproximadamente eran cinco cambios de ropa para mí en la primera maleta, además de unos portarretratos, un despertador y mi cepillo de dientes, acompañado de una “lujosa” pasta de dientes y su respectivo enjuague bucal.
Sentía curiosidad en la segunda maleta, porque, si todo lo relacionado con ropa y utensilios privados estaban en la primera maleta… ¿qué podría haber en la segunda?
Una gran cantidad de libros y cuadernos habían dentro. Los cuadernos estaban en blanco, y libros eran de cursos pasados de escuela, así que conocía la mayoría. Pero uno me llamó la atención. No tenía titulo, pero en la portada había un gran espejo rectangular adornado con un marco en su contorno. Podía ver mi reflejo en ese cristal, ya que estaba hecho de alguna clase de lámina muy delgada y pulida. La pasta era gruesa, y de un tono grisáceo, al igual que una pared antigua, y tenía grabados algunos símbolos extraños que no conocía. La textura de sus hojas eran un poco rugosa y de un color opaco, pero… Estaba en blanco también, nada escrito tenía. Me pregunté porque me habrían mandado un libro viejo, y además en blanco.
Acomodé los libros y cuadernos en una pequeña repisa que estaba arriba de un pequeño escritorio localizado en una esquina de la habitación. Guardé la ropa en un ropero que estaba a un lado de la cama, y saqué una toalla de ahí mismo, al igual que un cambio de ropa.
Eran apenas las cinco de la tarde, pero tenía la necesidad de darme un baño. El agua estaba a punto de congelarse, o hirviendo dependiendo del lado en que la habrías, así que tardé demasiado en ajustarla en una temperatura ideal. Me sequé y vestí antes de salir del baño, y justo cuando abrí la puerta escuché un ruido proveniente de la cocina.
Me encaminé lentamente, y cuando llegué no había nadie, todo estaba en su lugar. Fui a la puerta principal, y me di cuenta que no tenía seguro. “Alguien pudo simplemente asomarse y cerrar la puerta”, pensé.
Terminé de alistar todo, agarré las llaves y decidí salir para, como dijo Daoru, aventurarme un poco.
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Capitulo donde es presentado Dwolf (Daoru)
DWfurry
Daoru
Cuando me dijeron que me llevarían a un cuartel, imaginaba una gran cantidad de edificios de una sola planta color verde cemento con franjas o manchas de tono verde oscuro. Imaginaba el área como un desierto sólido, múltiples campos de obstáculos o de minas, y todo rodeado por una cerca muy alta, tal vez electrificada, para así no dejar salir a nadie. Pero al pasar por la puerta, me llevé una gran sorpresa.
En efecto, había varios edificios, pero tenían aproximadamente cuatro o cinco niveles de altura. Habían otros de solo dos o un nivel, y solo uno destacaba por tener muchísimos más niveles que todos los demás. Los edificios tenían colores variados, de los cuales la mayoría eran de tonalidades claras. Se veían las calles pavimentadas, uno que otro árbol entre las pequeñas calles, y el ambiente era realmente fresco. El sol no se sentía muy fuerte, y el aire corría libremente. Aún para tener muchos edificios, se podía ver claramente que no era una ciudad (si es que lo era) grande.
Como la puerta por donde salimos estaba muy alta, bajamos por una escalera no muy empinada. Esta antigua, pero aún así muy resistente, elaborada por un tipo de piedra opaca.
Durante el trayecto de la escalera, pude también observar los alrededores de la ciudad. A la derecha había un gran lago, el cual se veía de color azul con ciertos resplandores del agua. A la izquierda un bosque, el cual comenzaba con pocos árboles, pero después la cantidad de árboles aumentaba en exceso, mostrando la cima de un pequeño edificio en medio de este. No podía ver lo que había detrás de la ciudad, pero por enfrente había un gran valle o jardín con múltiples flores. Alrededor de todo esto, una gran pared de piedras se levantaba.
-Aunque no lo creas, este lugar se encuentra en el cráter de un volcán- Dijo Blitzkrieg mientras bajábamos las escaleras –Y esas paredes que rodean la ciudad son parte del cráter-
-¿En el cráter de un volcán?- pregunté exaltado –Eso es muy arriesgado… ¿qué no?-
Rió un poco, y después contestó.
-Este volcán, donde lo vez, es artificial. Fue creado por uno de los pioneros de este cuartel, hace ya más de quinientos años-
¿Artificial? ¿Creado por una persona? ¿Era cierto eso? Debió haber sido alguien muy importante.
-Él… ya murió, ¿verdad?-
Después de preguntar eso, Blitzkrieg rió y se tranquilizó después de un rato.
-Si, hace mucho de eso. No creas que por ser tan fuerte también va a ser inmortal-
Ahora que lo decía de esa forma, me di cuenta que fue una pregunta tonta.
-Como puedes observar desde aquí, ahí abajo nos espera alguien, quien será el que me va a remplazar como tu guía en este lugar- señalando hacia abajo.
Y en efecto, alguien se encontraba abajo, recargado en uno de los barandales de las escaleras.
-Pero antes de irme, te daré un leve resumen de lo que es vivir en este lugar. Cada uno tiene su propio departamento, donde tienen todo lo indispensable para vivir, incluyendo comida. Cada semana se volverá a llenar tu alacena sin que te des cuenta, así que no tendrás por qué preocuparte por comida. El hospedaje, comida, agua, luz y otras cosas que se encuentren dentro de tu apartamento no tienen costo, pero reparaciones y cosas que compres en las tiendas se cobrarán cada mes a tus padres-
Mientras decía todo eso, hacía notas mentales para no olvidarlo, cosa que estaba seguro que no me iba a funcionar.
-Las clases comúnmente comienzan a las 7 y terminan a las 12, volviendo a comenzar a las 3 para terminar a las 6. Durante la mañana llevarás las clases esenciales, y durante la tarde tomarás clases para dominar tu habilidad-
Oww… De 7 a 12, y después de 3 a 6. Iba a ser muy pesada esa jornada.
-Con el tiempo te acostumbrarás- me dijo mientras ponía su mano en mi cabeza y bajábamos el último escalón.
Quien nos estaba esperando abajo era un lobo, de la misma edad que la mía, podía calcular.
-Buenos días- dijo el muchacho a Blitzkrieg y a mi.
-Buenos días- le contestó Blitzkrieg –Ryo, se su nombre es Daoru- señalando al lobo –, será quien te guíe a tu apartamento. Y Daoru, Ryo es a quien guiarás hasta su departamento- le dijo señalándome –Muchas gracias por ayudarme con esto-
-Encantado de conocerte Ryo- dijo Daoru con un tono optimista –Y no hay problema, es solo un pequeño favor-
-Bueno, tengo que irme Ryo, tengo unos asuntos que atender- decía mientras ponía un rostro de aburrimiento –Te lo dejo a cargo Daoru. Pobre de ti que me entere que le pasó algo a este muchacho sin siquiera pasar una noche aquí-
-No hay problema, estará bien- respondió Daoru con tono firme y golpeándose en el pecho una vez.
Blitzkrieg se despidió de nosotros, y emprendió camino por una de las pequeñas calles que había, dejándonos a Daoru y a mí solos.
Durante el camino a mi nuevo hogar, Daoru me explicaba muchas de las normas que regían ese lugar. Eran demasiadas las que me nombraba y no estaba seguro si todas las aprendería en ese momento. No sabía si me estaba diciendo todas, o nada más aquellas de las que se acordaba.
Al poco tiempo, después de que se aburriera de decirme las reglas (al menos eso pensé), comenzó hablarme sobre algunos lugares que podían interesarme o serme de ayuda. Me dio una pequeña descripción del bosque y del lago que se encontraban a cada lado de la pequeña ciudad. También me explicó que, detrás de la ciudad, había un gran laberinto. Su acceso era prohibido para la mayoría, dejando solo entrar a los que eran clasificados como Guardianes Espirituales.
Cada puesto de comida en que pasábamos me decía sus características, si era buena y/o barata, y qué tipo de alimentos podría encontrar en cada una. Tiendas de libros también habían por montones, y un parque tuvimos que cruzar para seguir por nuestro camino.
Aproximadamente tardamos media hora para llegar a nuestro destino. Lo que más me cansó fue el subir las escaleras, porque “casualmente” mi departamento se encontraba en el último piso del edificio. Al abrir la puerta me llevé una pequeña sorpresa al ver su interior.
Una pequeña sala, separada solo por una mesa de lo que sería una pequeña cocina, con una estufa, un microondas y un refrigerador. Una pequeña habitación y su baño estaban aparte. Sobre la única cama de mi habitación había dos maletas.
-Creo que esas dos maletas son tuyas- dijo Daoru.
-¿Mías? ¿Cuándo las mandaron?- pregunté confundido
-Estoy seguro que justo después de que llegaras a aquí- dijo mientras pensaba un poco.
-¿Cómo pudo ser posible que las maletas llegaran antes que yo?-
-Las maletas son traídas por otro ser, mientras que para el invitado es común que se le dé un pequeño recorrido antes de llegar a aquí- mencionó mientras regresaba a la puerta.
-Estem… ¿y ahora qué sigue?- pregunté antes de que Daoru saliera por la puerta del frente.
Daoru me observó por un tiempo, volteó a ver a diferentes partes de la cocina y sala, y por último volvió a verme.
-Creo que será conveniente que saques tus cosas de las maletas y las acomodes. Tienes el resto de este día y todo el día de mañana para terminar de instalarte y aventurarte- dijo mientras sonreía –Yo estoy instalado exactamente en el piso de abajo-
-¿Fue por eso que aceptaste traerme hasta acá?-
-En parte- dijo desviando la mirada y pensando un poco –Bueno, dejé las llaves en la mesa de la cocina. Cuídate Ryo, hasta pronto-
Daoru se despidió rápido de mí y salió cerrando la puerta con delicadeza, dejándome en la habitación solo con mis dos maletas.
Aproximadamente eran cinco cambios de ropa para mí en la primera maleta, además de unos portarretratos, un despertador y mi cepillo de dientes, acompañado de una “lujosa” pasta de dientes y su respectivo enjuague bucal.
Sentía curiosidad en la segunda maleta, porque, si todo lo relacionado con ropa y utensilios privados estaban en la primera maleta… ¿qué podría haber en la segunda?
Una gran cantidad de libros y cuadernos habían dentro. Los cuadernos estaban en blanco, y libros eran de cursos pasados de escuela, así que conocía la mayoría. Pero uno me llamó la atención. No tenía titulo, pero en la portada había un gran espejo rectangular adornado con un marco en su contorno. Podía ver mi reflejo en ese cristal, ya que estaba hecho de alguna clase de lámina muy delgada y pulida. La pasta era gruesa, y de un tono grisáceo, al igual que una pared antigua, y tenía grabados algunos símbolos extraños que no conocía. La textura de sus hojas eran un poco rugosa y de un color opaco, pero… Estaba en blanco también, nada escrito tenía. Me pregunté porque me habrían mandado un libro viejo, y además en blanco.
Acomodé los libros y cuadernos en una pequeña repisa que estaba arriba de un pequeño escritorio localizado en una esquina de la habitación. Guardé la ropa en un ropero que estaba a un lado de la cama, y saqué una toalla de ahí mismo, al igual que un cambio de ropa.
Eran apenas las cinco de la tarde, pero tenía la necesidad de darme un baño. El agua estaba a punto de congelarse, o hirviendo dependiendo del lado en que la habrías, así que tardé demasiado en ajustarla en una temperatura ideal. Me sequé y vestí antes de salir del baño, y justo cuando abrí la puerta escuché un ruido proveniente de la cocina.
Me encaminé lentamente, y cuando llegué no había nadie, todo estaba en su lugar. Fui a la puerta principal, y me di cuenta que no tenía seguro. “Alguien pudo simplemente asomarse y cerrar la puerta”, pensé.
Terminé de alistar todo, agarré las llaves y decidí salir para, como dijo Daoru, aventurarme un poco.
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Capitulo donde es presentado Dwolf (Daoru)

Category Story / Fantasy
Species Unspecified / Any
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